Un día en un curso de formación para trabajadores de funerarias: "Aquí enseñamos a camuflar los signos de la muerte"
Aprenden a acondicionar un cuerpo para su presentación ante la familia antes de su incineración o inhumación
Esta academia ha formado a más de 300 alumnos en el último año en sus delegaciones de Madrid, Sevilla y Málaga
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No estamos en una clase cualquiera, sino en las aulas de un centro de formación con todo lo necesario para simular un tanatorio real, desde líquidos biocidas para conservaciones, hasta instrumental, pasando por féretros, mesas de autopsias o cámaras de refrigeración. Todo para formar a los futuros trabajadores de las funerarias de toda España.
¿Y qué se estudia para trabajar en una funeraria? Un tanatopractor se encarga del fallecido desde su recogida hasta su despedida, ena formación multidisciplinar que se divide en cinco módulos formativos teóricos y uno práctico de 160 horas en tanatorios reales.
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Formación por módulos
En el módulo de Tanatoestética, "enseñamos a camuflar los signos de muerte", dice Cris Andión, directora de la delegación de Tanatos Formación en Málaga. Devolverle a ese fallecido su aspecto más natural. Tenemos que conseguir que parezca dormido, que transmita paz, ese sería el gran objetivo de la presentación del difunto antes su familia.
Un módulo muy ligado al de tanatoestética es el módulo de Restauración y reconstrucción, aquí se fijan sobre todo en el rostro y las manos, que es lo visible. Son trabajos delicados donde se puede llegar a utilizar diferentes materiales y técnicasbuscando siempre que el resultado final sea lo más natural posible.
Un tercer módulo es el de Extracciones. Lo más habitual en un tanatorio puede ser la extracción del marcapasos, "Si lo van a incinerar hay que quitarlo porque la pila de litio contamina y hasta puede destrozar el horno", comenta Cris. También aprenden a extraer las córneas, por si van a un banco de donación, o una muestra de ADN, si fuera necesario.
El siguiente módulo no es para los que se van, sino para los que se quedan. Es el módulo de Habilidades sociales. Aquí enseñan a acompañar a una persona en el peor momento de su vida. "Algunos familiares están en shock, muchos no lo asimilan y están como si no hubiera pasado nada y otros incluso se pueden poner agresivos", dice la directora.
Cada persona reacciona de una manera diferente y hay que saber tratar con todos ellos. También es muy importante aprender a gestionar las propias emociones para poder llevar a cabo este trabajo de forma profesional. "Trabamos en un ambiente de mucha tristeza y hay que saber gestionarlo para no llevárselo a casa", explica Cris.
Para terminar, el módulo de Anatomía/embalsamamiento y legislación. "Hay que saber cómo funciona el cuerpo para poder trabajar con él", explica Cris. Conocer la anatomía humana, parte de microbiología, virus, bacterias, etc. Todo esto hay que conocerlo para poder aplicar una buena conservación al cuerpo.
Cómo y por qué saber hacer una conservación es fundamental para poder continuar con un trabajo bien hecho. Es muy importante conocer la legislación vigente para saber qué podemos y qué debemos hacer con el fallecido, horas establecidas y cómo y cuándo podríamos repatriarlo. En este módulo también tratan los distintos ritos religiosos y culturales entorno a la muerte. Es fundamental conocerlos para tratar a cada familia con el respeto que merece.
Una vez concluida la parte teórica, los alumnos se van a su parte práctica, que son 160 horas en una empresa funeraria. Durante ese periodo de tiempo el alumno vive el día a día del trabajo del sector con difuntos reales junto a familias reales.
Alumnado
Por la aulas las sedes de Madrid, Málaga y Sevilla de esta acamdemia han pasado más de 300 alumnos el último año, pero a nivel nacional la academia ha formado a más de 2000 empleados de funerarias en la última década. Por sus clases no hay un perfil definido, desde administrativos, hasta profesionales de la hostelería o trabajadores de fábricas que buscan una alternativa laboral a sus trabajos.
La mayoría de los que entran por la puerta de esta academia buscan dar un giro a su vida laboral. Otros en cambio lo tenían más claro. "Me llama mucho la atención que vienen muchas chicas jóvenes de 18 años diciendo que han querido dedicarse a esto desde que eran pequeñas", dice Cris. Un sueño que cumplen la mayoría nada más salir de la academia.