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Ni Jesús, entre dolores de la pierna, se dio cuenta de que le lleva en brazos el rival, ni Cayetano se fijó en cómo todo el estadio le aplaudía mientras lo hacía. Los dos eran ajenos al momento, que se habría perdido en un partido del grupo 1 de la Primera Andaluza, si no fuera porque el padre de Cayetano les apuntaba con su cámara.
Así surgió a foto, la gesta nació antes. Sobre el minuto 50 del encuentro, Jesús, de los Peloteros Sierra Sur de Sevilla, se había lesionado y estaba tirado en el campo. El árbitro había parado el partido y el jugador estaba siendo atendido por el delegado de campo de su equipo. Tras atenderlo empezó a recoger el botiquín y antes de que se diera cuenta, ya estaba en brazos de Cayetano.
"Mi chaval lo cogió y lo acercó al banquillo", dice Antonio Javier, delegado del Algeciras C.F. en el que Cayetano juega desde hace un año como central con el número cuatro. "Es increíble como un chico de 13 años puede reaccionar así", comenta Antonio Javier, orgullo del comportamiento que tuvo su jugador en el campo.
En ese momento todos aplaudieron el gesto. "Todo el campo le aplaudió y yo lo felicité desde el banquillo, pero no se dio ni cuenta", explica el delegado del Algeciras C.F., "estaba muy centrado en el partido". Después al acabar se acercó a Cayetano que le dijo que ni se había dado cuenta de lo que había hecho.
"Estamos muy contentos de ser ejemplo de algo positivo, sobre todo última mente con lo que se ve en los campos de fútbol entre episodios de racismo y demás", cuenta Antonio Javier.
"Jesús ya está recuperado y ha vuelto a entrenar", explica José Luis Pérez. Es el director de la Escuela Peloteros Sierra Sur y aunque no pudo asistir al partido contra el Algeciras C.F., sí que ha visto la fotografía. "Es una imagen muy bonita, nosotros somos así", nos cuenta, "para nosotros prevalece la amistad por encima de lo demás".
De hecho, la Escuela Peloteros Sierra Sur ha obtenido ya cinco premios seguidos a la deportividad en Andalucía. Esta vez el gesto lo ha tenido el rival... aunque en su forma de ver el fútbol no hay rivales. "Educamos a los niños para que hagan amigos", dice José Luis, y de este partido salió una amistad muy grande.
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