Pastora, la mula que va a repartir suerte en Marchena, Sevilla: "Antes del concurso solo le damos cebada y agua"
A partir del mediodía, en la plaza de Santa María, allí donde cague Pastora caerán 600 euros de premio
La plaza donde se celebra el concurso se divide en 1200 parcelas y cada una se vende a tres euros
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Marchena vive pendiente de Pastora, una mula que mañana será la encargada de repartir la suerte de uno de los concursos más peculiares de la localidad: el "Cagajón del Mulo". A partir del mediodía, en la plaza de Santa María, allí donde cague Pastora caerán 600 euros de premio.
Para ello la plaza se va a convertir en enorme boleto de lotería. Cubierta de albero, se divide con tiza en 1200 parcelas. Cada una mide 50 por 50 centímetros y se vende al precio de tres euros. "Empezamos a vender las parcelas en septiembre", dice María del Carmen Moreno, rectora de la Hermandad de la Soledad, que es la encargada de organizar el concurso.
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Todas las parcelas están vendidas y con el dinero que van a recaudar, se costeará parte de los gastos de la Hermandad. "Este año además hace más falta porque tenemos la coronación de la Virgen", explica María del Carmen. Para ellos además colocarán una barra en la plaza para servir comida y bebida mientras esperan que Pastora haga sus necesidades.
Las reglas del concurso
"Antes del concurso solo le damos cebada y agua", dice la rectora de la Hermandad, "y luego a esperar a que haga la digestión". Después una persona encargada de las parcelas se erige como juez y hace un sorteo para ver por qué puerta entrará Pastora a la plaza. Hay cuatro opciones y aunque eso no determine en que zona depositará la suerte, sí lo puede condicionar.
Una vez que Pastora deposite la suerte en la plaza, el poseedor de la parcela donde caiga ganará el primer premio de 600 euros. Luego habrá una segunda entrada para un segundo premio, en esta ocasión de 300 euros. Si se da el caso de que el "cagajón" se más grande de lo esperado y caiga en más de una parcela, habrá que dividir el premio.
Esta es ya la cuarta edición de un concurso que empezó poco antes de la pandemia y que ya es toda una tradición en Marchena. El año pasado el mulo tardó tres horas en hacer sus necesidades, ahora solo queda esperar cuánto tardará pastora. La suerte está por echar... nunca mejor dicho.