Milagros, el mastín abandonado en el cementerio de Écija que vivía entre tumbas

Apenas ha cumplido seis meses y tiene ya dos nombres. Ron, como lo han bautizado sus madrinas, y Milagros, como lo llama Carmen, la mujer que lo rescató del cementerio de Écija donde este mastín vivía entre tumbas. "Lo vi tan mal que pensé que si se salvaba sería un milagro", asegura Carmen García.

Hasta entonces este cachorro pasaba los días yendo y viniendo del tanatorio al cementerio, siempre en busca de algo para comer. Pero había poco de donde alimentarse. "En la parte de arriba del cementerio hay una colonia de gatos", dice Carmen, y allí se colaba Milagros para intentar robarles algo de comida.

"Alguien debió abandonarlo allí", dice su rescatadora, y de allí no se llegó a mover. Sin embargo, no era fácil dar con él. Carmen estuvo toda una semana intentándolo, pero Milagros se escondía una y otra vez entre las numerosas calles y tumbas del cementerio municipal de Écija.

"Todo pellejito"

Cuando por fin lo localizó y pudo acariciarlo, Carmen sintió sus huesos pegados a la piel. "Era todo pellejito", dice su rescatadora. En ese momento Milagros se desplomó sobre el suelo. Estaba enfermó y la falta de comida no le ayudaba, así que Carmen decidió llevárselo directamente al veterinario.

Allí le hicieron una analítica y confirmaron la gravedad de su estado. Milagros tiene los riñones destrozados, un fallo renal que le había condenado a morir si Carmen no lo hubiera encontrado. Ahora, le han trasladado a una clínica de Sevilla donde está ingresado y donde intentan estabilizarlo a base de transfusiones de sangre.

Desde Sevilla, Cristina Ortiz sigue de cerca su evolución de Milagros mientras prepara un futuro para él en Barcelona, donde una asociación ya se ha ofrecido a cuidar de él. "Habrá que esperar a ver si se recupera", dice Cristina, y si lo hace deberá pasar algún tiempo en una casa de acogida. 

Desde que se conoció su caso, una ola de solidaridad se ha volcado con él. Recaudan dinero para pagar la clínica y siguen a diario cualquier evolución de este mastín con dos nombres, al que unos llaman Ron y otros, como Carmen, le llaman Milagros esperando que se salve.