A menos de un mes para la tan esperada procesión de la virgen de Santa Marta en Los Molares, los vecinos de esta localidad sevillana recibieron la noticia de que la parroquia tenía que ser clausurada debido a su gran deterioro. A contrarreloj se pusieron a pensar hasta dar con una solución temporal: transformar una nave agrícola en un auténtico templo al que no le falta detalle. 

El deterioro de la cubierta de la iglesia había ido a más debido a las últimas granizadas del mes de mayo y los informes periciales del Área de Seguridad del Ayuntamiento molareño aconsejaron su cierre. “En ningún momento pensamos en esta situación, ya que el deterioro a simple vista no se puede apreciar. Los daños están en las vigas que sostienen las tejas por encima del artesonado", asegura Guillermo Rodríguez, hermano mayor de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Santa Marta de Los Molares.

Con el cierre de la parroquia nació una gran incertidumbre en la Hermandad Sacramental de Santa Marta, ya que, casi a contrarreloj, había que buscar un lugar en el pueblo donde celebrar los cultos en honor a la patrona y así poder realizar la procesión el día 29 de julio. Fue entonces cuando, Eloísa y Guillermo, un matrimonio del pueblo, aparecieron “casi como salvadores” y ofrecieron una nave a la hermandad.

"La nave la solemos alquilar para cumpleaños y comuniones. Cuando me enteré de que la patrona estaba en la calle me agobié mucho y no pude ofrecer nada porque el local lo teníamos alquilado hasta septiembre. El milagro ocurrió al día siguiente cuando, de repente y sin que nadie le dijera nada, la inquilina llamó a mi marido para decirle que le había surgido un imprevisto y que se tenía que ir, que dejaba de alquilárnosla", cuenta Eloísa. "Fue algo muy raro, un milagro que me ha costado semanas asumir, yo creo que Santa Marta quería estar ahí", confiesa.

Tanto la dueña de la nave como su marido aseguran que los hermanos de Santa Marta han trabajado "sin descanso y con un calor horroroso" para que la patrona tenga el culto que se merece. "Yo les dije que ahí tenían mi nave, que hicieran lo que quisieran. Han trabajado horas y horas e incluso han hecho guardias nocturnas para protegerla. Para mí es muy grande tener a la virgen en mi nave, en mi casa", cuenta Eloísa.

"Ha sido un reto inmenso, literalmente de una nave agrícola a una parroquia", asegura Guillermo Rodríguez, el hermano mayor de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Santa Marta de Los Molares.

"El principal objetivo era tapar lo máximo posible tanto el techo de chapa como la pared del fondo de bloques de hormigón, así como el suelo de cemento. También una de las cosas importantes era tapar una barra de bar que se utilizaba para la celebración de eventos, que finalmente se ha convertido en sacristía", cuenta el Hermano Mayor.

Tras semanas de trabajo sin parar de soldar, coser telas, hacer guardias diurnas y nocturnas, montaje de sonido, luces y del propio altar, el conocido "ejército de Santa Marta" puede presumir y disfrutar de lo que será temporalmente la casa de su patrona.

El 29 de julio es el gran día en el que los vecinos de esta localidad sevillana podrán disfrutar del mayor regalo a todo el trabajo hecho hasta ahora: ver procesionar a su virgen.

A las 08:00 horas se celebrará la misa de difuntos aplicada por el alma de los fallecidos en el último año y, ya a las 11:00 horas, será la Función Principal y el posterior traslado de la santa desde el altar hasta el paso de salida. De ahí tocará esperar a las 20:30 horas para vivir una procesión “muy especial” a la que se invita, desde la hermandad, a todos los vecinos de los pueblos más cercanos.