José Antonio Fernández, invidente y cortador de jamón de Granada: “Me he llevado más de un tajo”
Es el ganador del primer concurso nacional de cortadores de jamón invidentes, celebrado en Ronda
Este maestro del cuchillo no tiene miedo a las barreras ni a los cortes, que más de una vez se ha llevado
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Utilizar un cuchillo jamonero a ciegas podría parecer un riesgo, pero para este granadino es algo habitual. José Antonio apenas tiene un 5 por ciento de visión. Padece síndrome de Usher, una enfermedad genética que afecta a la vista y al oído. A los 18 años, empezó a perder visión. A los 30, ya no podía conducir. Y ahora, con 42, se ha presentado al primer concurso nacional de cortadores de jamón invidentes, del que se ha proclamado vencedor.
No hay barreras para él. “Quería tener la experiencia de emplatar de forma profesional”, cuenta a NIUS. Siempre la ha gustado esta práctica. “Soy el que me encargo de cortarlo en todas las reuniones familiares y se me da bien”, nos cuenta. Aunque los comienzos fueron difíciles. “Los primeros jamones los destrozaba. No sabía ni por donde empezar”, reconoce.
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Frente a otros cinco cortadores invidentes, José Antonio ha demostrado su destreza con el cuchillo, en una prueba de 20 minutos en la que se medía la creatividad de los participantes. “He hecho una espiral con una flor en el centro. La dificultad estaba en hacer que la veta fuese en la misma línea del plato”, señala. Porque, aunque su ceguera no esta total, le es difícil distinguir el blanco del plato del tocino.
Su mujer, Rosario, lo guiaba durante la prueba
Entre las características especiales de esta competición, el uso de un cuchillo anticorte. “Ha sido la primera vez que lo he utilizado”, asegura José Antonio, que en casa emplea el normal. “Algún tajo me he llevado alguna vez”, reconoce.
También se permite la presencia de un acompañante que hacía de guía durante el proceso. “Si caía alguna viruta en la mesa, nos avisaba para que la limpiáramos o si la línea de la veta no coincidía”, explica. En su caso, era Rosario, su mujer, la que estaba con él mano a mano. “Me decía que estuviera tranquilo, que las manos me temblaban de los nervios”. No le ha fallado el pulso, eso sí, para hacerse con la victoria.
Es la primera vez que se celebra un concurso de este tipo y este granadino ya piensa en el siguiente. “Es un reto, una forma de superarme y de demostrar a las personas con discapacidad visual que se puede”, explica. En octubre, participará en otro de cocina. No hay barreras para él. Aunque de momento, oficialmente, es el mejor cortador invidente de España. “Soy el que he empezado la tradición y competiré con los que vengan detrás”, bromea.