Sofi, Nubi, Dana, Nogal, Nardo. Todos tienen algo en común: son perros a los que un día abandonaron. Viven en la perrera municipal de Almería, como más de un centenar de animales. Aquí esperan una segunda oportunidad junto a otras familias y, gracias a un centro de adiestramiento, las opciones de encontrarla están más cerca.
Dos días a la semana, un grupo de jóvenes, futuros adiestradores, los sacan a pasear y les enseñan obediencia básica y otras habilidades más avanzadas. “Son perros que se pasan la mayor parte del tiempo encerrados. Cuando nos ven llegar se vuelven locos de contentos. Son muy agradecidos”, explica a NIUS Diego Beltrán, del centro de adiestramiento Amigos de Carrique.
Comer de la mano. Sentarse, tumbarse o hacer la croqueta. Responder a la llamada y pasear junto a su dueño. Son algunas de las habilidades que estos animales ya han aprendido en mes y medio. Una iniciativa que es posible gracias al convenio con la Cámara de Comercio de Almería para que los alumnos de su curso de adiestrador canino profesional hagan prácticas con los canes del zoosanitario.
“Son algo más de veinte jóvenes y cada día trabajan con unos 25 perros. Los vamos sacando por tandas al parque que tenemos al lado y estamos con ellos cuatro horas”, explica Beltrán, que lleva más de 30 años trabajando con los peludos. “Llevarte un perro ya educado o con la predisposición, ayuda a que se produzca ese flechazo”, reconoce. En poco más de un mes, han conseguido que ocho de ellos sean adoptados.
Es el caso de Arya, una perrita de cinco años que hasta los cuatro vivía con una pareja. Al romperse la relación sentimental, la dejaron en la perrera municipal. Gracias a esta iniciativa, una nueva familia la ha adoptado, dándole una segunda oportunidad. La misma que está dando ella como perro de apoyo en terapias con niños con el trastorno del espectro autista (TEA). “Cuando la vi, me di cuenta de que tenía aptitudes para ello”, señala Beltrán que insiste en la importancia de conocer cuáles son las características de cada animal.
Por eso, los adiestradores no solo los entrenan , también los graban en vídeo y comparten en redes sociales. El objetivo es orientar a las familias sobre el tipo de perro que es y que puedan elegir al que más se adapte a sus posibilidades. “Son perros educados y que sabes a qué atenerte. Así vas sobre seguro y evitas sorpresas”, apunta. Además, ofrecen la posibilidad de un mes de adiestramiento gratis tras la adopción.
Sofi tiene 3 años y llegó a la perrera en enero. “Es buena, obediente y lista”, dice su adiestradora, que muestra cómo sabe sentarse cuando se le ordena. Nubi, de 2 años, es noble, tranquilo y sabe convivir con otros animales. “Perfecto para tener en una casa”. Dana, con año y medio, ya responde a la llamada y está aprendiendo a sentarse y tumbarse.
Todos buscan un hogar y, mientras esperan, disfrutan de la compañía que, los martes y viernes, les ofrecen estos jóvenes adiestradores. Solo buscan una familia que les de el cariño y la lealtad que un día perdieron.