Muy cerca de la Feria de Abril hay otra feria... La que monta cada año la Escuela Infantil del Hospital Virgen del Rocío para los pequeños que están ingresados. En la entrada han puesto la portada. "Tiene un photocall con dos sillas y en la mesa hasta gambas", dice Paco Díaz, maestro y coordinador de la escuela.
Las calles de esta feria no tienen nombre, son los pasillos del hospital. Por donde caminan a diario los nervios, hoy cuelgan farolillos de todos los colores. "Los niños participan en la decoración", dice Paco, "ellos hacen los farolillos en los talleres de manualidades y luego muchos los colocan con sus padres".
En esta feria hay más de cien casetas, son las habitaciones que hay en el Hospital Infantil. Cada niño la decora estos días con un kit que les entregan en la escuela. "Todos llevan un abanico, un mantoncillo y una diadema de flores para las niñas y un clavel para la solapa para los niños", cuenta Paco Díaz.
La caseta popular está en el aula donde se dan las clases y y se llama 'La Tribu'. "Tiene ese nombre porque nosotros nos hacemos llamar 'La Tribu' por la decoración selvática que tienen el aula", explica el maestro, que con el resto de docentes se visten de feria con sombreros, flores y hasta trajes de gitana.
Hasta las clases se adaptan y entre lengua y matemáticas se cuelan estos días algunas sevillanas. "No podemos ir a la feria, pero pena ninguna, la feria viene a nosotros", dice Paco. Todo esto anima a la decena de niños que pasan la feria ingresados a escasos cuatro kilómetros del recinto ferial. "Los pequeños lo llevan mejor, pero los adolescentes no tanto".
La idea surgió hace ocho años y cada edición va mejorando. De hecho, la feria se convierte en todo un reclamo dentro del hospital y hay gente dentro de otras unidades, como trauma o el hospital general, que acuden a la portada del aula infantil para hacerse un foto. "Los protagonistas son los niños", dice Paco, "pero también anima a otras personas que están en el hospital, como familiares o compañeros que están trabajando".
Dentro de unos días, las casetas de esta feria volverán a ser habitaciones de hospital, las calles de farolillos serán de nuevo pasillos y la entrada volverá a ser una puerta y no una portada. Pero nada podrá borrar que en este hospital no hubo pacientes, sino feriantes durante toda una semana.