Durante dos horas seguidas, Abel Mansilla ha estado subiendo y bajando las escaleras del edificio más alto de Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz. En total 17.000 escalones... pero esto es solo un entrenamiento. El verdadero reto será el viernes 21 de abril, ese día Abel estará doce horas sin parar subiendo y bajando un total de 90.000 escalones en el Hotel Guadalquivir de la localidad.
Empezará a las nueve de la mañana y terminará a las nueve de la noche. Cada tres o cuatro plantas el hotel le ha dispuesto una mesa con agua, fruta y sales minerales. "Lo vamos a hacer por dos escaleras diferentes", explica a NIUS. Una será la interior del hotel, la otra es la de emergencias que está fuera y tiene forma de caracol. "Esa marea un poco más", por eso cada dos o tres horas irá cambiando la dirección de la marcha. De esta forma cambiará la perspectiva, evitará los mareos y además reducirá el efecto de los escalones sobre sus rodillas.
Este es ya el tercer reto solidario de Abel con el que pretende recaudar dinero para la Asociación Contra el Cáncer de Sanlúcar de Barrameda. "La primera vez fueron 24 horas sin parar de caminar", cuenta Abel, lo hacía todo andando, comía andando...". Mucha gente le acompañó y muchos más le esperaron a su llegada en el castillo de Santiago. Al final consiguió recaudar 3.500 euros.
"Para el segundo reto escribí tres ciudades en tres papeles diferentes y cogí uno al azar", dice Abel. Salió Fuerteventura y hasta allí se fue para recorrer la isla de norte a sur en algo más de 24 horas. "Eran terrenos complicado, aquello parecía marte", cuenta a NIUS. Con su reto esta vez consiguió recaudar casi 9.000 euros para la misma asociación.
Ahora, pretendía subir al edificio más alto del mundo en Dubai, pero al final no consiguió que le dieran permiso por motivos de seguridad. Así que cambió Dubai por los 60 metros del Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda, la ciudad que acoge a este extremeño desde hace 16 años.
Aquí fue donde conoció a una amiga y compañera de trabajo de su mujer que falleció de cáncer hace varios años. Desde entonces, Abel se echó a andar y cada paso que ha dado lo ha hecho en la misma dirección... ayudar en la lucha contra la enfermedad que le robó a su amiga.