Cualquier que haya ido al colegio en Monachil, conoce a Encarnación Navarra Serrano, aunque todas la llamaban doña Encarna. Durante más de cuatro décadas ha sido maestra y directora del colegio Miraflores y ha enseñado a leer y a escribir a generaciones de vecinos de esta localidad granadina... y ahora con 101 años su pueblo le da las gracias.
"Empezó muy joven", dice su hija Mar. Después de trabajar como interina por varios colegios de la costa granadina recaló en Monachil con plaza fija. "Quería que la gente de su pueblo estudiara", dice Mar, y por eso nunca se fue de allí. Comprometida con la educación, pudo haber pedido un traslado a Granada capital, pero no lo hizo.
Por sus clases pasaron padres e hijos y a veces también fuera del colegio. "Por la noche daba clases a gente adulta que de día trabajaba en el campo", dice su hija. Además, doña Encarna formaba parte de la radio enseñanza, un proyecto que daba clases a través de la radio para llegar a aquellas personas que vivían en cortijos alejados de los núcleos urbanos.
Ayudaba a todo el que lo necesitara. "A lo mejor a alguno que estaba preparando oposiciones", dice Mar, "mi madre se volcaba con ellos". Doña Encarna se jubiló al cumplir los 65 años. Aquel día una banda de música fue a despedirla al colegio. Desde entonces han pasado 35 años y sigue manteniendo relación con los alumnos de toda una vida. "Era como una madre para ellos", dice su hija.
Ahora, una placa con su nombre le rinde homenaje en su pueblo al que dedicó su vida. La vista ya no le permite verlo bien, pero el aplauso de decenas de personas le recuerdan que por más años que pasen aquí ella siempre será la maestra.