Alfonso Chaves, el mecánico sevillano de 78 años que tiene “amontonados” más de 50 coches clásicos que ha restaurado
Sus favoritos son un Ford de hace 103 años, una limusina de 1936 o un camión de limpieza de la Exposición Iberoamericana del 29
Los chatarreros de los desguaces que visitaba "veían el cielo abierto" porque esos vehículos los consideraban "un estorbo"
Pide un museo a Castilleja de la Cuesta, porque a pesar de haber recibido "buenas ofertas" no se plantea vender: "¿Qué precio le pongo a toda mi vida?"
Alfonso Chaves es un mecánico de profesión que a sus 78 años continúa teniendo la misma pasión por los automóviles clásicos que cuando empezó a restaurarlos. Este sevillano ha dedicado toda su vida a recuperar coches que por el paso del tiempo habían sido considerados como chatarra. Su colección supera los 50 vehículos que guarda “amontonados” en su propia casa y que, a pesar de que algunos tienen más de 100 años de historia, todos funcionan como el primer día.
Desde un viejo Ford que salía al mercado hace 103 años, una limusina que perteneció al Parque Móvil Ministerial de Madrid durante la dictadura, un camión de limpieza del Ayuntamiento de Sevilla que trabajó en la ciudad en la Exposición Iberoamericana del 29 o un autobús urbano de 1930 en el que ha trabajado tres años sin descanso para poder recuperarlo, son algunos de los protagonistas de su muestra.
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Alfonso fundó su taller en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta en 1967 y, desde entonces, ha compaginado siempre su trabajo con su pasión. “Yo cerraba el taller a las ocho de la tarde y me daban las dos de la mañana y seguía restaurando vehículos antiguos que había conseguido. Aprovechaba las horas libres y los días de fiesta. Este legado es el resultado de haber podido restaurar durante toda una vida entera”, afirma orgulloso.
"He hecho milagros como la Virgen de Fátima”
El modus operandi de este coleccionista sevillano ha sido siempre el mismo: visitar desguaces de distintos puntos de España y “echar un vistazo” a eso que la gente había tirado. “Cuando los chatarreros me veían llegar también veían el cielo abierto porque los vehículos por los que yo me interesaba para ellos eran un estorbo. Eran coches muy grandes e imposibles de arreglar. Pero yo sabía lo que recogía y estaba seguro de que, con mucho esfuerzo, les iba a devolver la vida. Ahora miro para atrás y te aseguro que he hecho milagros como la Virgen de Fátima”, dice entre risas.
Tras años de trabajo, la colección de Alfonso alcanza el medio centenar de vehículos, que guarda alrededor de su casa “en el jardín y en una nave donde están amontonados porque no tengo espacio”, algo que motiva a este sevillano a pedir al ayuntamiento de su localidad crear un museo en el que se exponga gratuitamente esta joya que es, como dice, parte de la historia del automóvil.
La entrada se 'paga' con comida no perecedera para donar a Cáritas
Mientras eso llega, este sevillano abre las puertas de su casa muchos fines de semana a grupos de curiosos que quieren ver y estudiar su colección. La única entrada que tienen que pagar a cambio es la de llevar comida no perecedera que después el propio Alfonso dona a Cáritas. “He llegado a entregar 1.200 kilos de comida con un mes de visitas”, asegura.
"Mucha gente se interesa por estos coches. Un museo en el pueblo sería toda una atracción. Yo no quiero dinero a cambio, yo los doy gratis, lo que no quiero es perder todo mi legado el día que muera porque mis hijos no se pueden hacer cargo de esto”, explica.
La muestra requiere no solo de espacio, sino también de mucho mantenimiento. “No he querido calcular cuánto me cuesta mantener estos coches porque me asustaría pero mi pensión se la llevan, eso seguro”, dice convencido explicando que “cuando no es un seguro, es la ITV y cuando no es una rueda o gasolina”.
De cualquier forma lo que sí tiene claro este mecánico sevillano es que la opción de vender no se la plantea porque “¿qué precio le pongo yo a lo que es para mí toda una vida?”, pregunta irónicamente a la vez que confiesa que ha rechazado “muy buenas ofertas”.