Mientras se escribe este artículo, Jorh Haga, noruego de 77 años, viaja en su velero de 16 metros rumbo a Canarias. Partió desde Motril el pasado miércoles, ciudad donde encontró el paraíso hace cinco años, y acaba de iniciar el gran sueño de su vida: cruzar el Atlántico en solitario. Tiene previsto llegar a Brasil en unos dos meses aunque dependerá de las condiciones meteorológicas que vaya encontrando en su travesía. Además, él no tiene prisas, quiere disfrutar de cada instante.
En este primer tramo, le acompañan dos amigos, Randy Strai y Eduardo Maldonado. Cuando lleguen a Canarias, mañana o pasado, según el tiempo, cargará los víveres necesarios y seguirá con su viaje en solitario. Antes, el pasado miércoles, le despidieron otros colegas desde donde partió: “Te quiero, te queremos”, se escucha en el vídeo que recogió el momento de la salida.
“Su plan pasaba por irse antes pero el temporal de levante retrasó su viaje”, relata a NIUS Ángel Ballesteros, íntimo amigo de Jorh y director de la regata ‘The Oseberg Challenge', la que el noruego inventó. Trató de convencerlo para que se fuera después de la competición pero sus planes ya estaban hechos. “Su sueño es cruzar el atlántico y vivir en el barco, no sabemos si volverá a Motril”, cuenta Ángel.
Jorh Haga fue campeón del mundo de vela en la clase ‘Snipe’ y ha dedicado su vida en sacar adelante un centro deportivo en su país. Cuando se jubiló, se trasladó a España, vivió alrededor de 5 años en Málaga y llevaba otros 5 en la Costa Tropical. El verano pasado se compró el barco con el que ahora cumple su sueño. “Fue a recogerlo a Barcelona y, desde entonces, vivía en el barco”, señala su amigo.
Cruzar el Atlántico, para este apasionado de la vela, es lo máximo. A día de hoy, hay muchas herramientas para que, aunque vaya solo, esté comunicado. Sus amigos pueden ojear - en directo- por donde va en este preciso momento y, aunque tiene riesgos, es el precio que paga por vivir la experiencia soñada a sus 77 años.
“Es un bohemio, una persona muy especial”, dice Ángel, quien ha compartido con él muchos momentos desde que le abrió las puertas de su casa y le enseñó los rincones de Motril. “Confío en que vuelva, no sé cuándo, pero espero que lo haga”. Jorh es un tipo excepcional, vive sin prisas, es la viva historia de cómo ser perseverante hasta conseguir lo que uno desea… Quién sabe si quizá, en mitad del Atlántico o, cuando llegue a su próximo destino, echa tanto de menos lo que ha dejado en Motril que vuelve en verano. Nadie sabe. Lo que es seguro es que, de ser así, allí estarán para recibirlo, con los brazos abiertos, los mismos que le despidieron para así celebrar con él, su hazaña.