Agresiones, coches quemados y drones: un difícil año en la cárcel de Botafuegos
El balance del año en la prisión algecireña deja agresiones, coches quemados y drones que intentan introducir material prohibido en el centro
Los trabajadores de la cárcel denuncian que no están protegidos y demandan mejoras de condiciones de trabajo
Algunos empleados dejaron su puesto por coacciones tras ser quemados sus coches
Se cierra el año 2022 y es el momento de hacer balance en todos los ámbitos. Concretamente, en la prisión de Botafuegos, en Algeciras, Cádiz, al mirar atrás lo que ven es un "annus horribilis".
La cárcel gaditana ha sido una de las que más momentos convulsos ha vivido a lo largo del 2022. Han sido varios los sucesos que los propios funcionarios de la prisión han denunciado a la luz pública. Sin ir más lejos, trabajadores han sido víctimas de agresiones por parte de reos y, entre otras cosas, han visto algunos de sus vehículos calcinados incluso en la puerta de su casa.
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El capítulo de agresiones está protagonizado por hasta cinco sucesos de gravedad en los que algunos internos han atentado contra los propios funcionarios. En una de ellas, a principios del 2022, uno de los trabajadores tuvo que ser trasladado al hospital al sufrir una conmoción cerebral. En otro caso, un interno calificado de "alta conflictividad" hirió a tres guardias, que tuvieron que ser atendidos en la enfermería de la prisión.
También se han vivido intentos de motín, con escenas en las que varios internos han aprovechado alguna pelea para buscar el amotinamiento del resto de compañeros. Además, un recluso se suicidó y otro, con problemas mentales lo intentó, pero fue interceptado por los trabajadores para evitar que se quitara la vida.
Coches quemados y "abandono"
Otro de los hechos que más han llamado la atención y que han denunciado los propios empleados es la quema de coches. En febrero un trabajador de la prisión sufrió un intento de coacción y, posteriormente, su coche acabó calcinado en la puerta de su casa. En agosto fue una de las trabajadoras sociales del centro quien sufrió un hecho similar. Ambos acabaron cambiando de puesto de trabajo en lo que califican desde el sindicado de ACAIP de "una coacción de libro".
Si algo ha traído la tecnología es nuevas formas de introducir elementos no permitidos en la prisión. Los drones, por su versatilidad y reducido tamaño, también se están usando para delinquir y, en este caso, se interceptó uno que viajaba al interior con teléfonos, drogas, cuerdas y ganchos. La operación fue fallida porque el dron colisionó con la terraza de un vecino de la zona.
Los trabajadores de prisiones aprovechan esta suerte de anuario tan especial para denunciar la situación que viven en esta y otras cárceles, pidiendo formación, personal y menores tasas de reclusos, así como reconocimiento jurídico para los empleados de estos centros de internamiento.