Paco Díaz, el jornalero de Jaén que triunfa con sus retratos a boli: “Me vale cualquiera, de marca o de propaganda”
Este artista, que se gana la vida trabajando en el campo, empezó hace una década a pintar con bolígrafos y ahora recibe encargos de toda España
“Lo malo de la tinta es que si te equivocas, no hay vuelta atrás”, explica a NIUS Paco que expone su obra en su localidad, Huelma, del 19 de diciembre al 5 de enero
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Paco está en plena recogida de la aceituna en Jaén. Se gana la vida como jornalero. Pero sus bolsillos siempre están llenos de bolígrafos. Es su herramienta de trabajo cuando no está en el campo. Este artista de Huelma (Jaén) es capaz de hacer en solo 18 horas un retrato con la única ayuda de un boli. “Me vale cualquiera, de marca o de propaganda”, cuenta a NIUS.
El arte ha corrido por sus venas desde pequeño. “Me recuerdo siempre con un lápiz o un pincel en las manos”, asegura. Y aunque ha probado varias técnicas -óleo, acuarela, pastel…-, reconoce que el bolígrafo lo ha enganchado. “No fue de la noche a la mañana, sino progresivo, y empecé mientras ayudaba a mis hijos a hacer los deberes”, apunta. Ellos hacían sus tareas y él garabateaba o los retrataba en alguno de los cuadernos.
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De eso hace una década, ahora Paco recibe encargos de toda España, gracias a sus redes sociales. Aunque reconoce que del arte no se vive. “Ojalá, pero deja poco dinero y hay que pagar la hipoteca y llenar la nevera”, apunta. En este sentido, la técnica del bolígrafo que pocos en España utilizan, es bastante asequible. “Es muy barato y más para mi. En los comercios, como ya me conocen, me regalan puñados de bolis cada vez que me ven”, cuenta.
De la tinta de un solo bolígrafo salen dos retratos
Con la tinta de uno puede llegar a pintar más de dos retratos. Eso sí, prefiere hacerlo con bolis ya usados porque los nuevos pintan diferente a medida que se va gastando la tinta. Trucos de un experto en la materia. “Cambia el grosor, la intensidad, el trazo… por eso suelo tener varios empezados y que me voy reservando para un mismo dibujo, en función de lo que quiero”, explica.
Un trabajo que requiere de una destreza y precisión extrema. Si se equivoca en un trazo, no hay vuelta atrás. “Es lo malo de esta técnica, no se puede corregir ni borrar”, recuerda. Por eso, frente al error, solo cabe hacer una bola y tirar a la basura. “Afortunadamente, he roto pocos pero, si pasa, es una faena. Además, suele ocurrir al final, cuando está casi hecho, la Ley de Murphy”, asegura.
Exposición en Huelma del 19 de diciembre al 5 de enero
Un riesgo que es también parte del encanto de esta técnica. “Te lo tomas como un reto personal. Intentar hacerlo con más precisión y que haya que romper cada vez menos dibujos”, apunta. Ahora, Paco expone parte de sus obras en su pueblo para que sus paisanos puedan disfrutar de su arte. Cuarenta retratos forman parte de la muestra ‘Retratos a bolígrafo de Paco Díaz’, que estará disponible desde el 19 de diciembre en el Centro de Interpretación de El Parajillo, en Huelma, hasta el próximo 5 de enero.
El pintor del boli lo llaman. Nunca falta uno en sus manos, en sus bolsillo o en su casa. Un artista de la tinta capaz de plasmar la esencia de un rostro con algo tan simple y cotidiano como un bolígrafo.