El recorrido del río Guadalquivir por las provincias de Cádiz y Sevilla se ha convertido en una autopista de narcolanchas. La zona está compuesta por un sinfín de marismas y caños que, en la oscuridad de la noche, solo es practicable para quien conoce la zona. De día trabajan los agricultores y, por la noche, los narcos y los agentes de la Guardia Civil. Unos detrás de otros. Para que se hagan una idea de la situación, en una sola noche han detectado hasta 6 embarcaciones cargadas de hachís tratando de descargar de forma simultánea… Los tripulantes de estas apuntaban con láser a los agentes para cegarlos.
La droga que traen desde Marruecos circula por el río para llevarlos hasta las guarderías, el nombre que se utiliza al lugar donde se guarda la mercancía. Desde Sanlúcar de Barrameda, pasando por Lebrija y hasta Coria del Río. Kilómetros donde “la situación es insostenible”, dice Mari Carmen Villanueva, portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Cádiz. Después de una noche de infarto y sin conseguir intervenir ni una embarcación ni sus tripulantes.... Agradecen que todos estén sanos y salvos. Ni que a ninguno le haya costado la vida a tiros, ni que haya caído por la borda o cualquier cosa que pueda pasar en una situación como esta. No es una cuestión de actitud, es una “cuestión de medios obsoletos”, insisten, cuando actualmente denuncian que tienen los “barcos rotos o inoperativos”.
Los narcos saben de sus medios y juegan sabiendo que tienen las de ganar. Pueden escabullirse como quieran. Están ganando. Controlan el río y tienen una red de personas que intervienen para abrirles el camino. Esto no es nuevo, siempre ha existido, aseguran las fuentes. El problema se ha agravado en las últimas semanas “la situación está desbordada”, y les recuerdan a los inicios, a 2018, cuando ocurría lo mismo que ahora, explican, con alijos todas las noches.
Durante unos años, con la llegada de OCON SUR, el grupo especial para la lucha contra el narcotráfico y con un sin fin de intervenciones, parecía que lo de alijar ya “no era tan fácil”. Según las fuentes, con la disolución de este grupo, “los narcos se vuelven a sentir poderosos y saben que no llegamos, que no podemos frenarlos con el personal justo”. Esta unidad fue ‘absorbida’ por el equipo de delincuencia organizada en cada comandancia, por lo que el grupo no “funciona como antes”, cuando conseguían frenarlos de una forma más eficaz, señalan.
Declarar la provincia de Cádiz zona de especial singularidad es la única solución que ven para acabar con esto, señala Mari Carmen Villanueva. Todo lo demás, “son parches que duran lo que duran”, sentencia. “El presupuesto de los narcotraficantes es ilimitado, siempre están inventando, ahora son punteros láser y mañana será otra cosa”, dice, mientras alerta del peligro que supone para los agentes intervenir con personas para quien “la vida humana no tiene valor, no les importa deslumbrar y provocar un accidente, se burlan”. Al mismo tiempo, la portavoz critica al gobierno por las “promesas incumplidas, nos dijeron que llegaría vehículos, chalecos antibalas y nada de eso ha llegado”.
Mientras tanto, el río Guadalquivir está siendo testigo de persecuciones, casi cada noche, donde siempre ganan los mismos: los que tienen más medios.