Se han contado historias de okupaciones ilegales de todos los tipos pero, lo que le ha pasado a Tino Huerta, en Algeciras, parece no tener antecedentes. Cerró su casa en 2018 para ir a Burgos a cuidar a su madre enferma y, estando allí, hace un año, recibió una llamada de un vecino en la que le informaba de que su casa estaba en obras. Por entonces, antes de marcharse, él vivía en una casa alquilada en un campo del mismo municipio pero esta era y, es, la única vivienda de su propiedad que adquirió hace más de 20 años. Empezó aquí, un periplo judicial que, a día hoy, parece no tener fin. Con sentencia en la mano que ordena el desalojo del okupa, este le ha entregado parte de su casa pero no toda… porque se ha hecho un apartamento anexo en un trozo de la vivienda y aquí sigue. Lo más llamativo es que ha modificado la casa…pasando de tener 98m2 a más de 300m2.

Cuando recibió la llamada del vecino volvió rápidamente para comprobar qué estaba pasando. El vecino tenía razón, la habían okupado. Lo primero que hizo fue denunciar en la comisaría. “Poco más podía hacer”, señala con indignación. Se quedó esperando hasta que el 4 de julio de este mismo año se celebró el juicio oral. “La sentencia le dice al okupa que tiene que abandonar la vivienda y depositar las llaves en el juzgado”, explica, aunque la resolución está recurrida por la otra parte. El día 11 de octubre, Tino, fue a recoger las llaves y, al entrar en su casa se encontró con la sorpresa de que el okupa había construido una casa anexa utilizando parte del terreno de Tino y de otro vecino. 

“Cuando entré y vi el panorama me volví al juzgado y me dijeron que tenían que empezar un nuevo procedimiento”, señala. Para que se entienda, encima de su garaje está construida ahora la casa del indeseado inquilino y esta está comunicada con el resto de la vivienda de Tino. La original tenía dos plantas y ahora tiene tres: “Había un patio exterior donde han hecho una escalera para acceder a la tercera planta”, explica a NIUS. Y esto no es lo único, han tirado y han puesto muros nuevos. Es difícil reconocer lo que era su casa: “Esto es un disparate”, sentencia. Ha pasado de tener 98m2 a más de 300m2.... una construcción completamente ilegal.

“Ahora me siento indefenso e impotente”, reconoce, porque nadie le da una solución mientras él teme por su vida y, de momento, está sin casa. Él intentó poner una reja en la azotea para separar, mientras se arregla el asunto, la zona donde está el okupa y lo que queda de su vivienda pero, según el propietario, esta persona respondió con agresividad: “Ya ha intentado hasta tirarme desde la azotea”, hechos que también ha denunciado.

La historia tiene más flecos. Le tocó responder a urbanismo cuando le llegó un expediente por infracción urbanística. “Afortunadamente ha quedado paralizado porque he presentado todas las demandas de que las obras no las he hecho yo”, señala. Las que sí tendrá que hacer son las obras de rehabilitación para recuperar lo que era su casa. Calcula que le costará más de 30 mil euros… aunque ahora lo primero que quiere es que esta persona salga de su propiedad.