De cadáver político en 2018 al líder ‘moderado’ que se ha convertido este 19J en virrey de Andalucía y el barón con más poder en el Partido Popular de Feijóo que es hoy. Juan Manuel Moreno, al que el segundo apellido -Bonilla- se le ha caído por el camino, ha protagonizado una de las resurrecciones políticas más llamativas en los tres años y medio que lleva de rebote al frente de la Junta de Andalucía.
Nadie daba un euro por él. Ni su flamante jefe de entonces, Pablo Casado, que esperaba a que se la pegara en las andaluzas de diciembre de 2018 para preparar su funeral, ni su rival en las urnas, la socialista Susana Díaz. Efectivamente Moreno se la pegó con el peor resultado cosechado por los populares desde 1990 tras una campaña polémica que arrancó en un puticlub y en la que llegó a pedir el voto a una vaca. Pero una triple carambola le permitió entrar en San Telmo -sede del Gobierno de la Junta- en coalición con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox que acudió al rescate.
En política, el destino es impredecible. Díaz y Casado han sido fulminados de la escena política y Juanma Moreno se enfrenta de nuevo a las urnas convencido de que consolidará el giro a la derecha de una Comunidad que durante cuatro décadas votó masivamente al PSOE. Es más, sueña con poder gobernar en solitario sin Vox, los mismos que le salvaron de hacer las maletas hace ya tres años largos en otra pirueta más de un superviviente, que su antigua jefa, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, describe a NIUS así.
"Conocí a Juanma en el año 2004. Yo era una recién llegada a la política. Juanma ya tenía una experiencia amplia a sus espaldas y, sin embargo, me convertí en su jefa. El me aceptó con los brazos abiertos y me enseñó todo lo que sabía con una paciencia y generosidad abrumadoras. Virtudes que ha seguido practicando en estos años de gobierno".
Casado y padre de tres hijos de 8, 11 y 12 años, Juan Manuel Moreno nació en Barcelona, junto al Camp Nou, en el día del trabajador de hace 52 años. Es nieto de jornaleros e hijo de emigrantes. Como el millón de andaluces que buscaron fortuna en Cataluña en los sesenta. El abuelo materno simpatizaba con los socialistas, el paterno era más conservador. El padre, Juan Moreno Conejo, trabajó de delineante industrial en la Hispano Olivetti y la Seat, y después como taxista. Su madre María, como dependienta en unos grandes almacenes. Cuando el pequeño Juanma cumplió dos meses los Moreno Bonilla decidieron hacer las maletas y volverse a Málaga para abrir una tienda de ultramarinos. La fortuna les sonrió y les tocó la lotería siete años después. El segundo premio de Navidad.
Cuenta que la vocación política le nació a fuerza de ver por la tele a Aznar batirse con Felipe González cuando estaba en la oposición. Estudiaba Psicología en la Universidad de Málaga y con 19 años se afilió a las Nuevas Generaciones del PP por consejo de su padre. Le pudo la rama conservadora de la familia. Moreno por entonces agarraba el micrófono no para dar mítines, sino como cantante y bajista de grupos que se hacían llamar Lapsus psíquico, Falsas realidades y Cuarto Protocolo. Aún se arranca si suena ‘Sabor de amor’ -de sus reverenciados Danza Invisible, malagueños como él- o ‘Cuando brille el sol’ de La Guardia. “Todavía canta muy bien”, asegura uno de sus íntimos.
No terminó los estudios pero su carrera política fue meteórica. En cuatro años ya era presidente de los cachorros del PP en Málaga y concejal con Celia Villalobos en el ayuntamiento. Allí conocería al que es hasta ahora su escudero más fiel, Elías Bendodo. Entre sus ‘hazañas’ de la época, repartir preservativos gratis en la caseta de la Juventud de la Feria .“Con aquello casi nos matan los de la derecha de entonces”, admite entre risas Bendodo.
El pelo ‘repeinao’, chaleco acolchado, los ‘chinos’ siempre perfectamente planchados y los zapatos de ante sin una mota de polvo. “Era una persona muy sencilla, muy trabajador y muy de equipo. Se podía confiar en él. Nada pijo. No podía serlo porque es de clase media, media baja”, rememora Villalobos en conversación con NIUS. La exministra recuerda su mano izquierda “impresionante” para ganarse los distritos que tradicionalmente votaban PSOE. “Como ahora. Es el mismo ahora que cuando tenía 21 años y trabajaba conmigo. Moderado, con sentido común. No busca enfrentamientos ni líos. Es más del tipo Feijóo”, cuenta Celia Villalobos.
Presidente de Nuevas Generaciones de Andalucía y luego de España en contra del criterio de la dirección nacional. “Nos subimos a una Renault Trafic blanca alquilada y durante los fines de semana nos recorrimos toda España buscando apoyos. Así lo ha hecho todo Juanma. Con horas, kilómetros y equipos”, asegura su amigo Elías Bendodo que revela que desde esa posición se convirtieron en el Pepito Grillo del PP de Aznar al exigir la supresión de la mili o defender el matrimonio homosexual. “Éramos mucho más abiertos. Una especie de avanzadilla ideológica”.
En 2000 da el salto hasta el Congreso como diputado cunero por Cantabria. Allí coincide con Pedro Sánchez colega de tertulias políticas, y se hace íntimo de su principal valedora política, la exvicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría. En 2011 Mariano Rajoy le hace secretario de Estado de Servicios Sociales en plena crisis económica. Juanma Moreno acumulaba cargos políticos mientras de su currículum inflado se iban cayendo títulos académicos que nunca llegó a obtener. Un caso inédito de ‘curriculum menguante’ que saltó a la prensa y le tocó explicar.
"Recuerdo la ilusión con que asumió la presidencia del PP de Andalucía para ser el próximo candidato a la Junta. Podía haber sido ministro; y siendo Secretario de Estado de Política Social prácticamente ya lo era. Pero emprendió con valentía un camino más difícil, menos cómodo. Nos demostró que cuando no temes el fracaso, tienes mayores posibilidades de éxito. Y así fue", recuerda con cariño la exvicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a NIUS.
Deja el ministerio en 2014 para presidir el PP de Andalucía en contra del criterio de Cospedal que no quería ni en pintura a un íntimo de su archienemiga Sáenz de Santamaría en una plaza crucial para la guerra de poder soterrada que se libraba entre ambas. Esa batalla la ganó la vicepresidenta. “Tú lo has querido” le dijo Rajoy a Moreno anticipando que su aterrizaje en el PP andaluz que manejaba el ‘cospedalista’ Juan Ignacio Zoido no iba a ser un camino de rosas. Le recibieron de uñas, le dieron la espalda y le pusieron unas cuantas zancadillas. En 2015 se enfrenta por vez primera a Susana Díaz y pierde. En esa campaña se dejó 10 kilos, 17 escaños y medio millón de votos respecto al resultado histórico de Javier Arenas que ganó las anteriores autonómicas pero no pudo gobernar.
Eso unido a su apoyo incondicional a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias que encumbraron a Pablo Casado hasta Génova y las escaramuzas internas que no cesaban, hacían presagiar que su tiempo había terminado. Le buscaban sustituto, pero en política el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder nunca el entusiasmo. En 2019 Moreno se convierte contra pronóstico en presidente de Andalucía. “Él ha crecido a pesar de Pablo Casado. Nunca pudo cargárselo”, señala Celia Villalobos que le ve con proyección fuera de Andalucía en el futuro. “Primero afiánzate en tu comunidad y luego vendrá lo que tenga que venir”, aconseja.
Con las encuestas de cara, durante estos más de tres años ha cultivado un perfil de político moderado, de gestor y negociador habilidoso. Capaz de tender puentes con los sindicatos y el PSOE y a la vez pactar las cuentas con Vox. Juanma Moreno. Juanma a secas en estas nuevas elecciones. De cadáver político a uno de los barones con más poder en Génova, ha hecho tándem con Feijóo. Muchos le señalan como posible relevo en caso de que la bala de plata le falle al gallego en las próximas elecciones generales. Eso si se deja Isabel Díaz Ayuso.