La campaña electoral en Andalucía entra en tiempo de descuento con apelaciones de todos los partidos a los indecisos. En la recta final y con la victoria del PP asegurada según todas las encuestas, las únicas dudas son si Juanma Moreno podrá gobernar sin Vox y si el PSOE salvará los muebles. Nadie contempla la posibilidad de un vuelco electoral salvo que la bolsa de indecisos se decantase en masa por los socialistas. A ese clavo se agarra Juan Espadas hasta el último momento para evitar el fracaso aunque los expertos demoscópicos advierten de que gran parte del voto ya está decidido y que muchos de los que ahora dudan se irán a la abstención.
En el PP crece el temor a que una parte de su electorado se relaje por el excesivo triunfalismo que dan las encuestas y no vaya a votar este domingo. Preocupa la desmovilización de sus votantes porque cale la idea de que la victoria está hecha. A eso contribuye que será un fin de semana de mucho calor y con dos provincias, Sevilla y Granada, de puente desde el jueves por la celebración del Corpus.
La participación podría desplomarse y afectar al resultado final. Es una de las grandes incógnitas. En 2018, en las últimas autonómicas, se registró la segunda participación más baja de la historia. Solo votó el 58,65 por ciento del censo. Uno de los descensos más importantes fue en Sevilla, el feudo tradicional del PSOE donde nunca ha perdido las elecciones.
El politólogo Pablo Simón asegura a NIUS que la mayoría de los indecisos que registran los sondeos, entre el 20 y el 30 por ciento, son "abstencionistas camuflados". "Hay mucha gente que está indecisa entre votar y no votar o entre varios partidos que al final se abstendrá", señala. En la encuesta 'flash' del CIS de este lunes, un 18 por ciento de los encuestados dijo que no sabe qué votará el domingo y un 4,5 no contestó.
Para Simón un dato relevante es que gran parte de los indecisos linda con el PP. En el sondeo preelectoral un 12 por ciento dudaba entre votar al PP o al PSOE, un 11 por ciento entre el PP y Vox y un 10 por ciento entre el PP y Ciudadanos. Los flujos son mucho más pequeños en el resto de partidos.
Narciso Michavila, presidente de GAD3, considera que en estas elecciones los indecisos dudan entre votar o quedarse en su casa más que entre diferentes partidos. En su opinión, las opciones políticas están muy claras y la única sorpresa el 19-J la puede provocar una muy baja participación porque todo el bloque de indecisos se abstenga.
Otro dato clave es que los votantes socialistas y los de Ciudadanos son los que muestran menos probabilidad de ir a votar el 19-J. Pero si hay una cifra que inquieta especialmente en el PSOE es el trasvase de votos al PP que supera el 10 por ciento. 100.000 andaluces que votaron PSOE en 2018 podrían votar PP este domingo.
A pesar de esos números, en el cuartel electoral socialista confían en que la gran mayoría de indecisos se sitúa ideológicamente en la izquierda. Fuentes del partido defienden que los votantes del PP y los de Vox están "hipermovilizados", van a ir a votar y lo dicen claramente en las encuestas. No hay voto oculto en esa banda de juego, sostienen. Ellos en cambio siguen detectando que una parte de su electorado continua desmovilizado aunque subrayan que han ido de menos a más y han visto como con el paso de los días ha habido más participación en sus actos de campaña y más tensión electoral en la militancia.
El cálculo que hace el PP es que hay 200.000 andaluces que no tienen claro qué papeleta coger el 19 de junio. A ellos también se está dirigiendo en los últimos días Moreno para convencerles de que con su apoyo puede gobernar en solitario sin depender de Vox. Los populares admiten que una parte de esos indecisos nunca ha votado al PP, son socialistas desencantados que esta vez pueden pasarse al adversario. "Les pido a los indecisos que nos presten su confianza, que no se van a arrepentir", clamaba el presidente andaluz hace unos días en un mitin exprimiendo su perfil de gestor moderado.
Una de las metas que se había marcado el PSOE ante la convocatoria electoral era recuperar los más de 400.000 votantes que en las elecciones generales de noviembre de 2019 votaron a Pedro Sánchez en Andalucía, pero que en las autonómicas de 2018 se quedaron en la abstención y no votaron a Susana Díaz que cosechó el peor resultado de la historia del PSOE andaluz. 33 escaños y poco más de un millón de votos. Visto lo visto, ahora esa es la línea roja de la que no se puede bajar para evitar la debacle.
La dirección del PSOE cree que si un tercio de los encuestados no indica la orientación de su voto puede ser decisivo en el resultado final. Esgrimen que el partido no ha acabado. El CIS dice que un 21,5 por ciento de los andaluces decide su voto durante la última semana de campaña y un 9,6 por ciento el mismo día de las elecciones.
Espadas va a seguir hasta el final con su estrategia de campaña para apelar a esos votantes, presentarse como la alternativa a un Gobierno de Juanma Moreno con Macarena Olona. El miedo a la ultraderecha sigue siendo el eje principal. También vender los logros sociales del Gobierno de Pedro Sánchez. El candidato apelará al voto útil de la izquierda y ahondará en la idea de que el PSOE es la única fuerza progresista capaz de parar a las derechas.