A lo largo de nuestro recorrido vital, llega un momento en el que miramos hacia adentro para tratar de reflexionar en mayor o menor medida sobre nuestros actos, actitudes y los pasos dados. En el caso de los músicos, las canciones sirven de válvula de escape como forma de exorcizar sus propios demonios.
La artista Demi Lovato ha querido dar un golpe en la mesa justo cuando acaba de cumplir 30 años, momento en el que ha decidido enfundarse de negro, hacer un corte de mangas (en redes) y convertirse en toda una diva del rock con su nuevo disco “Holy Fvck”. Una forma notable para que la de Alburquerque se reencuentre consigo misma, tras un comienzo de año en el que en su propio Instagram dejaba ver su renacer musical, con un post en el que leíamos la frase “un funeral por mi música pop”. Dicho y hecho, recién estrenada treintena para ofrecer una actitud desgarradora, llena de riffs y letras consecuentes con lo que ha vivido la que antaño fuera, como lo fue la deslenguada Miley Cyrus, chica Disney.
Lejos quedan ya unos inicios que la convirtieron en estrella pop musical sin haber cumplido en aquel entonces los 20, en unos inicios Disney de éxito también televisivo y cinematográfico gracias a esa conocida saga Camp Rock de la casa del ratón, época ligada a los Jonas Brothers, todo muy domesticado y cuyo éxito junto a cameos como la conocida serie “Prison Break” se trasladaron de la pantalla a lo musical.
Con la canción “This is me” consiguió elevarse en el Billboard de la mano de Joe Jonas, una gira y una película concierto en 3D “Jonas Brothers: The 3D Concert Experience” que sirvió para poner más si cabe en la palestra a la jovencísima artista.
Fue entonces en 2008 cuando Demi también mostraba su faceta personal en el disco debut “Don’t forget” donde su actitud pop rock de inicio iría rápidamente desvaneciéndose en posteriores lanzamientos para una chica Disney que, como en otras ocasiones en la “casa”, acabaría desvelando una horrorosa experiencia que le ha perseguido a lo largo de su carrera.
No era ni una veinteañera cuando Lovato ya había vivido las mieles del éxito pero también todo lo que conlleva, con una cara oscura que se tornó en un descenso a los infiernos como desvelaría a todas luces el pasado año gracias a su documental “Dancing with the devil”, un título que define muy bien lo que de adolescente vivió.
En el propio documento revela que su primer encuentro sexual se tornó en violación a la edad de 15 años por un compañero de Disney Channel. Un duro proceso que destapa en un documental en el que asistimos sin pudor a toda una serie de confesiones de una época en la que se vio envuelta en la adicción al mundo de las drogas y el alcohol, con el año 2018 como momento clave en su vida, ya que una sobredosis por consumo de fentanilo estuvo a punto de acabar con su vida: “Me quedé con daños cerebrales con efectos con los que sigo lidiando a día de hoy” y cuyos recuerdos le han ayudado a seguir adelante para aprender la lección, sintiéndose “muy orgullosa de la persona que soy ahora”, decía.
Un proceso de superación personal y física para exorcizar sus propios demonios y poder reencontrarse en un proceso vital que, a comienzos de año, servía para que Demi se concentrara en lo musical, sacando fuerzas en un año en el que ha cumplido los 30 para mostrarse más madura, inteligente y con ganas, un proceso que le ha reconducido para convertirse en lo podemos denominar como nueva diva del rock, justo en un momento en el que el sonido 2000 en cuanto a pop-punk ha regresado.
“Holy Fvck” supone una especie de redención musical, que como en su documental muestra sus miedos y fortalezas en unas letras a corazón abierto (y desgarrado). Un octavo disco que mira sin miedo a quién es y lo vivido, una evolución en la que dejar atrás la experiencia traumática de las drogas, como cuenta en “Skin of my teeth” y de superar esa etapa “Substance” junto a la pérdida de muchos amigos de la adolescencia de los que habla en “Dead friends”, todo en torno a una idea que ya contaba Elton John: “ser joven y famoso, Dios mío, es duro”.
Una Demi Lovato recuperada y cuya recién estrenada etapa celebra en modo alguno una nueva vida, recuperándose de las cenizas del pasado para mirar a la vida con actitud y una garra musical tan sorprendente como notable.