Juan José Ballesta habla como nunca sobre su denuncia de robo: "Estuve en varios calabozos"

  • Este mes de octubre, Juan José Ballesta ha publicado sus memorias, 'La vida mejor: El Bola, la fama, el cine y todo lo demás'

  • En ellas, el protagonista de 'El Bola' hace un repaso de su vida, la fama y las dos polémicas que le han salpicado este último año

  • La web de Informativos Telecinco ha recopilado las declaraciones más impactantes de su libro

Juan José Ballesta ha decidido contar en primera persona sus vivencias tras ser acusado de agresión sexual -el caso sigue abierto- y robo -el caso fue desestimado- hace exactamente un año. Unas acusaciones por las que fue cuestionado, por las que su carrera profesional como actor ha pendido de un hilo y de las que no había hablado públicamente. Hasta ahora.

El protagonista de El Bola lanzó este pasado 16 de octubre su autobiografía, La vida mejor: El Bola, la fama, el cine y todo lo demás (Ediciones Destino). El actor centra el final de sus memorias -resumidas en 172 páginas- en la segunda acusación: la del robo de una chaqueta y 50 euros a un conocido. Unos hechos que el actor negó categóricamente y por los que acabó viviendo "la peor noche de toda mi vida". La web de Informativos Telecinco ha tenido acceso al contenido. Las cosas, según su versión, sucedieron así.

"Un conocido de Hortaleza me ha estado llamando para proponerme grabar un videoclip para YouTube. Yo bajo con un amigo a tomar algo y acuerdo encontrarme con él. Atiendo a este conocido porque ya sabéis que está en mi naturaleza. Pero no tengo mucha intención de grabar nada con esta persona, que no sé muy bien quién es ni qué pretende hacer. En cualquier caso, nos vemos en la calle, es una cita informal. Yo tengo la conciencia de estar haciéndole un favor, porque ha insistido en verme y me parece feo negarme. Está haciéndose de noche, y mi amigo y yo nos hemos tomado un par de cervezas", comienza el actor.

Tras escuchar la propuesta del conocido, decide que no le interesa, y le dice que no. "Y coge el tío y me da un puñetazo", relata Ballesta. "Yo no puedo devolverle el golpe. No me lo ha dado muy bien. Se le ha resbalado el puño, no me ha hecho casi daño. Y yo he sido campeón de España de kick boxing, no me tiro el pisto: puedo darle un puñetazo muchísimo peor. Sé perfectamente, sin asomo de duda, que no le puedo responder".

Cada vez que Juanjo -así le llama su entorno más cercano- recuerda el momento, "y a pesar de todo lo que vino después", le consuela pensar que, "incluso ante una provocación así, pude demostrar que no soy una persona violenta. Que puedo decir con orgullo que me comporté con templanza, que no se me fue la cabeza ni me dejé llevar por la ira".

La denuncia

Según cuenta, su amigo y él deciden huir tras recibir el golpe. Se metieron en un coche y, con los nervios, entraron en dirección prohibida. Casualidades de la vida que se encontraron de frente con un coche de la Policía Nacional. "Yo le explico a la pareja de agentes lo que ha pasado y, más allá de la infracción que acabo de cometer al meterme por prohibida, y por la que me van a multar y quitarme el coche, los policías son correctísimos conmigo y me dicen algo a lo que, a toro pasado, sé que tendría que haber hecho caso: 'Denúnciale. Si te ha pegado un puñetazo, denúnciale por agresión'. A lo que respondo yo, muy convencido: '¡Pero cómo le voy a denunciar, si es un conocido mío! No, no. Yo sé que se va a arrepentir'".

Mientras tanto, las autoridades deciden hacerle una prueba de alcoholemia, "en la que me temo que sí, que doy positivo, aunque por la mínima", y uno de los agentes recibe un mensaje y le espeta: "Te dije que le denunciaras. Te acaba de denunciar él a ti. Te acusa de robarle una chaqueta y 50 euros. Estás detenido. Perdona, Bola, pero te tenemos que esposar".

Tal y como explica el de Parla -y luego confirmó la Policía-, en el coche "no había ni chaqueta, ni 50 euros, ni nada, pero estoy denunciado, he dado positivo y me he metido por prohibida. Suficiente mandanga como para que me lleven al calabozo, a pasar la peor noche de toda mi vida".

Cuatro calabozos

Ballesta pasó por "varios calabozos". En concreto, cuatro. Primero en uno de la comisaría del barrio de Hortaleza. "Aquello está lleno de gente peligrosa. Puede que fueran todos tan inocentes como yo, pero os aseguro que no lo parecían". De ahí a otro en Moratalaz. "Somos unos cuarenta tíos apretujados en una sala. Suelo de cemento. Mala luz. Me siento en el suelo, esperando que el rato pase lo antes posible". Y entonces, ocurre lo peor: "Uno de esos tipos de repente empieza a orinar a mi lado, y me salpica. Le maldigo y los cuarenta tíos se ponen de su parte, se giran y me insultan y me amenazan hasta que se forma tal escándalo que me tienen que cambiar de calabozo", se lamenta.

Así pues, pasa a una celda de mujeres. "La mayoría son jóvenes carteristas, que se burlan de mí por haber caído en una celda de mujeres: 'Maricón, nenaza...'. Todo muy sofisticado y políticamente correcto, os podéis imaginar", apuntala el ganador de un premio Goya. De repente "empiezan a escupirme, yo las llamo guarras, y ellas se abalanzan contra mí y me intentan arañar. Yo hago lo que puedo para apartarlas con los pies. Es evidente que no les puedo pegar de vuelta, pero sí que puedo gritar, y grito: 'iMe están pegando, me están pegando!'. Hasta que me sacan", cuenta.

Así, acaba en el cuarto calabozo: en plaza de Castilla. "Yo estoy hecho una piltrafa. Tengo miedo, estoy agotado, sucio. Me siento muy desgraciado, atrapado por la injusticia, solo y asustado. No sé cómo ha podido terminar así una noche en la que salí de tranqui a tomar una cerveza y a intentar hacerle un favor a un conocido".

Sin embargo, allí parece que la suerte le sonríe. Uno de los detenidos le reconoce: "¡Chacho, tú eres el Bola!", le dice. A lo que Juan José responde, "con el poco humor que me queda": "Sí, soy el Bola, pero caducado". "Tú aquí, conmigo, protegido", le suelta el compañero de celda. "Y sí, nadie me molesta en lo que queda de noche. El jefe cumple su palabra".

Archivan el caso

Hasta que, por fin, termina saliendo y es puesto en libertad sin cargos. El juez archivó el caso. "Nadie ha encontrado ni los supuestos 50 euros que me he llevado ni la famosa chaqueta. Evidentemente. Nadie puede encontrar nada porque yo a los amigos no les robo. Me deja en libertad sin cargos. A las pocas semanas tiene lugar el juicio rápido. El otro, el denunciante, mi conocido, el que me pegó un puñetazo y luego me acusó de haberle robado, no se presenta a la vista. Luego nos enteramos de que ha ingresado en un psiquiátrico. Yo sabía que bien no estaba ese chaval. La causa queda archivada", argumenta.

A pesar de que un juez desestimó el caso, su nombre "se ha visto arrastrado por el barro. La acumulación de dos causas es fatal, las búsquedas de mi nombre en Google son de terror. Mi reputación, enfangada. Por más que la causa se archive, las noticias no desaparecen".

De todo lo que le ha pasado en este último año, de estas vivencias "tan chungas", Ballesta considera que "sacaré petróleo para papeles en el futuro". "Es un consuelo pequeño, pero me sirve", concluye.

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