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300 autógrafos y aplausos de 500 alumnos en el último día de 'cole' de Eduardo: "Ha sido un honor trabajar con niños"

"La caldera del colegio no va bien", le dijeron a Eduardo en su último día de trabajo. Faltaban 15 minutos para jubilarse, pero arreglarlo era más importante. Sin embargo cuando llegó se encontró con los 500 alumnos del colegio Rey Juan Carlos I de El Viso del Alcor, en Sevilla, que le esperaban para despedirle.

Por un pasillo de aplausos, Eduardo Soto salía por última vez del que ha sido su colegio durante 22 años. "Ha sido un honor haber trabajado con niños, me han enseñado mucho", dice este conserje emocionado por la despedida que organizaron los profesores del centro un día antes.

"Queríamos que en su último día en el colegio sintiera un poco el calor de los niños", dice Juan Carlos Bonilla, director del centro Y así prepararon su homenaje, organizando un pasillo con todos los niños por orden de edad, con los más pequeños al principio y los mayores al final.

Entre lágrimas de los niños, el conserje avanzaba aguantando las propias. "Estaba un poco cortado", confiesa, pero emocionado saludando a uno y otro lado a los niños. "Los he visto desde que tenían tres años", dice Eduardo, "y de muchos de ellos también he visto pasar por aquí a sus padres".

Antes de marcharse, Eduardo firmó más de 300 autógrafos en las libretas de los alumnos, algunos incluso con dedicatorias. "Ha sido un hombre muy entrañable y muy cercano", dice el director del colegio, "se le notaba la pasión por su trabajo y por los niños siempre haciendo cosas con ellos".

Eduardo llegó al colegio tras abandonar un puesto de encargado de obra. Nunca antes había trabajado con niños, "solo con los míos", dice entre bromas. En ese momento consiguió un contrato de un mes para trabajar como conserje en el colegio sustituyendo una baja... y lo hizo tan bien que al final consiguió quedarse con la plaza.

"¿Quieres ser mi nuevo papá?"

"Del primer día al último me han pasado cosas muy bonitas en este trabajo", explica Eduardo, que recuerda como el día que se acercó a una niña pequeña que estaba sola en el recreo. "Yo no sabía que su padre había fallecido", dice el conserje que se acercó a ella para ver qué le pasaba. "¿Quieres ser mi nuevo papá?", le dijo... y nunca lo ha olvidado. "Me marcó muchísimo".

Todos esos recuerdos caminaban junto a Eduardo cuando avanzaba por el pasillo: las bromas y los juegos de los niños, los miles de cordones que ha atado en el recreo, las lágrimas que ha consolado y las risas que se ha llevado... Y con todo eso le ha dado un consejo al nuevo conserje: "los niños saben más que tú... aprende".