La historia viene de lejos. Beckham participó en uno de esos partidos que quedó para la historia de los Mundiales. Un Inglaterra-Argentina en los octavos de final del Mundial de Francia 98. El inglés fue expulsado al principio de la segunda mitad por una agresión al Cholo Simeone. Dejó a los suyos con diez, pero los británicos pelearon a morir y empataron el partido a dos goles forzando los penaltis. Allí fue Argentina quien pasó de ronda aunque después fue eliminada por Holanda.
Tras esa Copa del Mundo la prensa de su país incluso llegó a pedir su retirada de la selección. Pero Beckham se tomó cumplida venganza en el Mundial de Corea y Japón y le endosó un gol de penalti que dejaba a los argentinos fuera de la fase de grupos.
Esa rivalidad futbolística hizo a Beckham mirar con buenos ojos a un país cuya política con Inglaterra es irreconciliable desde el conflicto de las Malvinas. Pero el entiende a los argentinos como grandes rivales dentro del campo y amigos fuera.
Además es un enamorado del juego de Messi de quien dice "Da gusto verle por cómo juega y lo que lo hace especial es que juega también para el equipo, es un buen jugador de equipo".
La albiceleste cayó en la final del Mundial ante Alemania pero para Beckham eran los favoritos porque "Argentina cuenta con un grupo de talentosos jugadores que juegan con mucha pasión, pero con Lionel (Messi), al que adoro ver jugar".