La pandemia provocada por el COVID-19 ha propiciado que muchas empresas y particulares se replanteen el concepto de propiedad que tienen y la forma de ahorrar gastos en estos meses. Se abre así la puerta a muchas formas distintas de adquirir un vehículo. Estas son las ventajas e inconvenientes de las opciones más importantes:
Aunque el hábito de propiedad está muy arraigado en los seres humanos, el renting no deja de crecer en los últimos años. Cualquier particular, empresa, autónomo… puede acceder a este servicio y a través de un contrato con una compañía especializada o una financiera, disfrutar del uso del coche durante un tiempo pactado. El tiempo máximo es de 5 años.
Para las empresas supone la oportunidad de tener un bien sin desembolso inicial, ya que se paga como un alquiler. Además, cuenta con ventajas fiscales para empresas y autónomos. Ambos se pueden deducir su cuota mensual de Renting, dado que se considera un gasto del negocio, en el Impuesto de Sociedades o IRPF, respectivamente. Se exceptúan a aquellos profesionales sujetos al régimen de estimación objetiva.
Para los particulares también es una buena opción ya que el seguro, el mantenimiento, la asistencia en carretera o incluso la gestión de multas es facilitada por la empresa de renting. Sin embargo, los particulares no pueden beneficiarse de las ventajas fiscales.
La modalidad de leasing es un alquiler con derecho a compra. La compañía de leasing cede el uso de un vehículo al cliente a cambio del pago de una renta. Al término del plazo previamente establecido, el arrendatario tiene la opción de comprar el coche pagando un cierto precio (valor residual) o bien devolverlo.
Al igual que en el renting, cualquier persona física o jurídica puede acceder a esta fórmula. Pero una de las grandes diferencias respecto al renting es que es el cliente quien administra el vehículo, es decir, tiene que buscar el mantenimiento por su cuenta. Además, el límite de tiempo del contrato se establece en dos años, aunque existe la posibilidad de prorrogar el contrato con el mismo vehículo o cambiarlo por otro.
En el caso del leasing se pueden deducir fiscalmente todas las cuotas satisfechas, incluyendo las amortizaciones, intereses pagados, etc.
La opción de compra sigue siendo la más demandada por los usuarios en la actualidad. La propiedad de un bien sigue estando muy presente en la mayoría de los consumidores, especialmente entre aquellos de mediana edad.
A la hora de decantarse por un modelo u otro, lo más recomendable es realizar un análisis de las necesidades personales de movilidad. Se debe tener en cuenta los kilómetros que se realizan al año, los costes del mantenimiento del vehículo y por supuesto el desembolso económico que se está dispuesto a asumir.
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