María Pombo guarda muy buen recuerdo de su infancia, pero le confiesa a Bertín Osborne que no tanto de su paso por el colegio: “Yo como persona era muy buena, pero como estudiante, un desastre”. Cuenta que esto es algo generalizado al resto de hermanas y considera que se debe a que sus padres no eran muy estrictos porque “priorizaban el pasar tiempo en familia, si teníamos que hacer deberes nos decían ‘bueno, luego los hacéis, vamos a dar un paseo”.
No tuvieron una rutina de centrarse a los estudios y todo ha sido “un poco más caos”. Todo esto hizo que, para María, el colegio fuera una etapa complicada: “Yo he sufrido mucho. Yo, aunque me paguen, no volvería al colegio. Ha sido un horror, todos os días agobiada porque no había copiado los deberes”. Después, María cuenta cómo fue su etapa estudiando en el extranjero, donde aprendió mucho.
Por eso, cuando Bertín más tarde le pregunta a su invitada por un recuerdo negativo que le marcara, María vuelve a hablar de su paso por el colegio: era cuarto de primaria, aula de matemáticas (“se me daban fatal, fatal, fatal”), y “no quería ver más sufrir a mis padres, dijeron mi nota, me dio tanta vergüenza y me puse a llorar, cogí un papelito y escribí que la profesora era una gilipollas, porque me ha llamado tonta delante de toda la clase, encima es fea…”.
Lo que pasó es que lo tiró a la papelera, la profesora le vio, lo cogió y leyó el papel: “Me pusieron una amonestación y me invitaron a marcharme. Lo recuerdo como algo triste. Me esforcé mucho y nada”. Además, María confiesa que, por aquel entonces, ella quería ser madre, profesora de infantil y, más adelante, la chica del Telecupón.
Los padres de María Pombo acuden a la llamada de Bertín y pasan un rato agradable con su hija y el presentador. Mientras preparan la comida, corroboran el testimonio de la influencer y hablan de lo “desastre” y mala estudiante que eran tanto ella, como sus otras dos hijas.