Nacho Cano fue uno de los integrantes de uno de los grupos de música más importantes del país. Compositor de Mecano, se convirtió en uno de los iconos de la movida madrileña y, por consiguiente, en uno de los rostros más conocidos del momento.
Nacho, al igual que sus compañeros, tuvo que hacer frente a una importante gestión del éxito tan descomunal que alcanzaron. Bertín Osborne ha querido recordar con él aquellos momentos y preguntarle precisamente cómo afrontaron la fama.
“Durante los cinco primeros años no hubo ningún tipo de gestión. Hubo más bien ingestión e indigestión”, ha comenzado. Pero a los cinco años, algo cambió: “Tuve un colapso importante de salud. Lo tuve jovencito, a los 23 años”.
En aquel momento, el compositor se encontraba en Londres acompañado de Hans Zimmer: “Nos hicimos muy buenos amigos y produjo dos discos de ‘Mecano’. Estábamos en un estudio grabando”, cuenta.
“Fueron unos años en los que no había medida, no teníamos tampoco información. De hecho, de mi grupo murieron prácticamente todos. Fueron unos años de mucho traqueteo. Nos lo pasamos muy bien, pero nos pegábamos unos festivales que no tenían fin”, recuerda.
Recapitulando y volviendo al día en el que colapsó, Nacho Cano ha querido destacar el importante papel que Hans Zimmer tuvo en aquellos momentos en su vida: “Hans me metió en un sitio. Estuve ahí unos días y cuando salí me fui a un museo a ver a Tutankamón. Me puse delante un rato y cambió todo. Desde ahí, nada de drogas ni estupefacientes. Probé todo. La suerte que tuve es que mis años intensos fueron pocos”.