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La marca delatora

TELECINCO.ES 29/07/2008 12:43

El 15 de febrero de 1999, a las cinco y media de la mañana, una cámara de seguridad del polígono industrial de Cervera registraba la presencia de un hombre. La imagen es de mala calidad y no permite distinguirle. Se trata del asesino de Marina Ruiz. Esta, que comenzaba su turno a las seis de la mañana, se encuentra con un hombre al que conoce y aunque al principio discuten, finalmente se alejan juntos por las vías del tren. Recorren unos 150 metros antes de que el coja una barra antirrobo de coche y le golpee en la cabeza. No deja de atacarla hasta dejarla inconscientes. Entonces el asesino la desnuda. No le arranca la ropa, si no que se la quita delicadamente. Después le muerde violentamente el pecho izquierdo. Con la misma barra que le ha golpeado la penetra anal y vaginalmente, y lo hace tan fuerte que le arranca los intestinos. Son agresiones que acabarán con su vida pero ella continúa agonizando. Finalmente, le estrangula y deja el cuerpo en las vías para simular un suicidio. El conductor del tren ve el cuerpo de Marina, intenta frenar pero no llega a tiempo. Pasa por encima pero el cuerpo de la chica queda intacto porque el asesino había dejado el cuerpo en el centro de la vía.

Las investigaciones continúan y se centran el el arma homicida porque la policía encuentra un coche abandonado en Cervera del cual procedía la barra antirrobo. El único desperfecto que tiene es el volante serrado, pero no se le ha hecho el puente ni arrancado ningún cableado por lo cual la casa fabricante confirma a la plicía que sólo se ha podido poner en marcha con llave. Con lo cual es un robo atípico, se corta el volante para robar el coche pero para ponerlo en marcha, hay llaves. Estas pistas llevan a los mossos d'escuadra hasta Hospitales de Llobregat, a 100 kilometro de Cervera, donde vive la propietaria del vehículo. Su novio se convierte en sospechoso porque había sido visto en Cervera. Sin embargo, la policía comienza a investigar al titular del vehículo, las llamadas telefónicas... Todo sale negativo, por lo que se concluye que no la conocía.

Cuando la policía da la noticia a Serafín Cervilla, compañero sentimental de la víctima, este se muestra sorprendido. Sin embargo, formula una pregunta que hace que los mossos d'escuadra comiencen a vigilarle. Se trata de las llaves del apartamento de Marina. Quiere saber si las autoridades las han encontrado. Al día siguiente, las ven a simple vista. Así, comienzan sospechar que el novio de la chica podría estar ocultando algo.

Nueves meses después del asesinato de Marina las investigaciones están estancadas. Es este momento cuando los mossos creen que detrás del mordisco encontrado en el pezón de la víctima, está la clave. Con Serafín como principal sospechoso, le piden hacer un molde dental. Cuando Serafín se da cuenta de que van tras él, pone en la mesa una nueva pista: Marina recibía amenazas poco antes de morir. Sin embargo, la policía decide centrarse en la relación entre él y Marina, que les constaba que no era tan idílica como Serafín decía. Siempre dijo que Marina le adoraba, pero los compañeros de trabajo explicaron a las autoridades que hacía unos meses que estaba preocupada porque había tenido incidentes con él por culpa de los celos. De hecho, una antigua novia de Serafín contó a los mossos d'esquadra que le aisló de toda relación sicial. He hizo lo mismo hacía con Marina.

La teoría del crimen pasional cobra forma . Tras analizar las marcas provocadas por el mordisco en el pecho de marina y la dentadura de Serafín, el forense concluye que : "las marcas de las fotografías que se me proporcionan referente al cadáver de Marina Ruiz García, se corresponden en forma completa con los modelos de yeso que s eme

dicen pertenecen a Serafín Cervilla Valle". Con esta informe consiguien sentarle en el banquillo de los acusados. La defensa trata de echar por tierra el informe forense. Guillem Pere Gómez, el abogado de Serafín Cervilla explica que no se sabe realmente cuál es la distancia interdental de las piezas que ocasionaron esa lesión. "Estamos jugando con una medida segura y otra que desconocemos cual es la real". Por otro lado, los peritos del Instituto Nacional de Toxicología también presentan un informe en el que sólo se aventuran a decir que la mordedura era humana. Sí concluyen, sin embargo, que el que mordió tenía prótesis dental o removibles, algo que no coincide con la boca de Serafín.

Con todo estos datos en al mano, los mossos d'scuadra reconstruyen el asesinato de Marina Ruiz ante el juez. Serafín Cervilla sale de su casa de noche después de discutir con Marina. Encuentra el coche abandonado y se cobija en él, porque fuera hace frío. Ahí está la barra antirrobo, decide matarla con ella y se va al polígono a esperar a Marina. El conductor del primer tren de la mañana, de las seis y media, asegura que no había ningún cuerpo en la vía, por lo que Serafín se deshizo del cadáver a partir de esta hora. Esparció la ropa y la vísceras de us novia en los zarzales y se fue a casa. Él debía estar totalmente cubierto de sangre pero en los 20 minutos que tarda en llegar, nadie le ve. Se ducha, se deshace de las pruebas y de la ropa y vuelve al polígono, a su trabajo. Llega a las ocho menos diez.

Finalmente, el juez condena a Serafín Cervilla a treinta años de cárcel; los celos son el móvil del crimen. El acusado se había enterado de una relación anterior de la víctima con otro nombre y le preguntó si 'follaba' bien, a lo que ella contestó que mejor que él. El informe odontológico, por otro lado, sentó jurisprudencia en España. La prueba del mordisco se considera fiable en un tribunal de uno a infinito. La Comunidad Científica Internacional exije la cocincidencia en 50 puntos, y la prueba de Serafín coincide en 68.

Desde ese momento, Serafín Cervilla inicia una cruzada mediática reclamando justicia por el asesinato de su novia. "El día de mañana todo el mundo hará vida normal y a mí me han arrancado a mi Marina", explicaba. Uno de los actos que organiza es una manifestación que recorre Cervera hasta el lugar del crimen. Los mossos siguen sus pasos hasta que se dan cuenta de que está haciendo el mismo camino que hicieron Marina y su asesino.

El llavero y su vacilación durante la manifestación podrían ser sólo fruto de la casualidad. Los mossos d'escuadra no tienen pruebas contundentes contra Serafín que tras ser sometido a registros domiciliarios e interrogatorios, se manteine firme en sus declaraciones.