Samir, retenido por Carlos y la brigada, sabía que solo tenía una oportunidad de escapar: Montse. Su mujer, entre lágrimas, escuchaba como el terrorista le chantajeaba para que le ayudara a escapar, incluso le amenazó para persuadirla y asustarla. Y lo consiguió. Presa del pánico, Montse solo pudo hacer una cosa: dejarse llevar por su instinto…