La gravedad de su voz hace que pueda ajustarse perfectamente a temas cantados por hombres. Con la voz rasgada y los sentimientos a flor de piel por haber tenido malas experiencias en los castings –se juró a sí misma que jamás volvería a hacer una audición- Maika consiguió bordar la canción. Por primera vez, se sintió cómoda y pudo demostrar todo su talento.