Descubre a los personajes principales de 'Las hijas del agua'
telecinco.es
12/03/201815:18 h.Arabella, la Gran Maestre
“La multitud se abrió para contemplar en si¬lencio su paso por la entrada principal. Lucía su rojiza cabellera en un recogido natural on¬dulado que realzaba su hipnótica mirada de ojos verdes. En su mano derecha, cubierta de anillos de piedras preciosas, portaba el antifaz. La Cleopatra del Véneto había hecho su entra¬da sin ocultar su identidad, desafiante, orgullo¬sa de mostrar su poderosa presencia ante los asistentes”.
“Aquella mujer era demasiado peligrosa para mantenerla mucho tiempo con vida, pero an¬tes debía romper su alianza con el embajador español, último protector de la Cleopatra del Véneto. Asesinarla suponía atentar contra el hombre más poderosos del Imperio español, Manuel Godoy, ministro de Carlos IV y compa¬ñero de lecho de la reina de España, María Lui¬sa de Parma. Paolo sabía que la serpiente ve¬neciana había dedicado su tiempo de reclusión para reforzar, mediante misivas a la reina, su protección. El propio Dogo había leído la carta sellada de Godoy, confirmando que, entre otras cuestiones, de la vida de Arabella dependía la paz entre los dos pueblos”.
Lucrezia Viviani, prometida de Roberto Manin
“Desde el arco de la puerta principal del salón, Arabella vio a la joven bañada en agua. Se estre¬meció y la contempló en silencio. Esa escena era exactamente la misma que se le había aparecido en sueños tantas noches. Jamás le había puesto rostro a la dama, pero supo que era ella. Se ce¬rraba al fin el círculo: Lucrezia era la elegida, y no solo debía ser aceptada dentro de la hermandad sino que estaba destinada a liderarla”.
“Lucrezia pensaba en aquella frase que le ha¬bía dicho Chiara. ¿Mujeres que se hacían pasar por hombres para ser libres? Nunca había oído nada parecido, pero la imaginación la había lleva¬do a fantasear con vestirse de hombre, de pirata, de corsario… tener todos los amantes que quisie¬ra y no estar condenada a casarse con un hombre al que no deseaba. Sintió deseos de inventarse una identidad masculina para poder ir libremente por cualquier lugar sin necesidad de criada. Para gozar de su soledad y del privilegio de ver mundo sin compañía”.
Felizzia Arosso, cortesana de Venecia
“Felizia Arosso se había convertido en la cortesana veneciana más poderosa, había coleccionado cien¬tos de amantes y tenido a sus pies a reyes, sultanes, embajadores y nobles. Se había coronado como la prostituta más famosa de la República después de Verónica Franco, a la que adoraba, emulaba e idolatraba”. “Felizzia deseaba más que ninguna otra mujer vivir en libertad perpetua y, por ello, desde hacía tiempo, se había unido a la hermandad y erigido protectora de toda prostituta que fuera apaleada o castigada injustamente”.
Chiara Simoniato, el joven Giacomo Croson
“Arabella junto con Felizzia había logrado con¬vertir a Chiara en un escritor de renombre: Giaco¬mo Crosoni. Un ilustrado cronista que describía las intrigas venecianas en el Gionarle Enciclope¬dico, dirigido por otra hermana del Agua, la famo¬sa Elisabetta Caminer”.
“Chiara se había convertido, de puertas afue¬ra, en el joven Giacomo Crosoni. Un joven de sexo ambiguo, curvas en exceso femeninas y una voz suave pero afilada en su mensaje. Algunos lo per¬cibían con gustos desviados y otros, de ideas más revolucionarias, le veían como un brillante pensa¬dor, visionario de cambios sociales”.
“–No puedo decirte más. Sólo puedo revelar¬te lo que ya sabes, que soy una impostora que se viste de hombre por dos motivos: para ser ilustre y para poder amar”.
peligro la vieja República”.