Si María Teresa se enfada, se nota. Y se ha enfadado. El problema es que nadie, ni Edmundo ni sus hijas sabían el motivo. La matriarca de Las Campos recibía a Carmen y Terelu con el gesto torcido, Edmundo salía a cantarle y su cara era de pique total. Edmundo no sabía qué hacer y sus hijas no pudieron evitar reírse de la situación, vamos, de ambos; eso sí, sin que estuvieran delante. ¡Un cuadro!