Edmundo se despertó con ganas de juego y decidió decolorarse la barba para gastarle una broma a María Teresa. Ni corto ni perezoso se puso a ello con todo el esmero del mundo y cuando llegó a la habitación de su pareja se dio por victorioso al creer que ella no se había dado cuenta, pero error. María Teresa se había dado cuenta, pero decidió callarse para devolverle la broma.