La peor de las noticias ha llegado a Mirador de Montepinar: los vecinos tienen un mes para abandonar sus casas. La justicia ha decidido que el inmueble está en pleno trazado de la carretera de circunvalación M-60, por lo que tienen que marcharse. ¿Será este el fin de nuestros montepinarianos?
Todos los vecinos estaban reunidos en el portal consolando a Ongombo (y enterándose de qué había pasado). Su madre acababa de morir por un infarto provocado por Amador y, por si fuera poco, Carlota le había dejado porque estaba enamorada de su hermano. Pero el conserje no era el único que lo estaba pasando mal: Fermín y Vicente se van a divorciar y Antonio Recio había perdido a Pizarro, un perro que se encontró en la calle y que se había convertido en “el hijo que nunca tuvo”. Pero su auténtico dueño lo reclamó y se lo llevó dejando al mayorista hundido. “Montepinar, donde las desgracias se hacen realidad”, comentó Fermín ante el percal vecinal.
Pero ninguno se imaginaba lo que estaba a punto de suceder y que seguro que cambiará sus vidas para siempre. Antonio, como presidente todopoderoso, recogió la carta certificada que marcará el destino de los montepinarianos. Se disponía a leerla, pero era tan larga que le pasó el marrón a Enrique, para no perder las buenas costumbres. El concejal fue el encargado de transmitir la noticia a todos los vecinos. Y para que a nadie le quedaran dudas, resumió lo que pasará con solo tres palabras: “¡Que nos expropian!”
¿Qué ocurrirá con Mirador de Montepinar?