Doña Fina no tiene pelos en la lengua a la hora de decirle a Amador lo que realmente piensa. Cree que ya es hora de que deje de ser un hombre florero y de que se busque un trabajo de verdad. Para ello, una de las cosas que debe hacer bien es la entrevista de trabajo. Por eso deciden hacer un simulacro: doña Fina será entrevistadora y Amador, el aspirante al puesto.