Amador no se cree lo que está viendo un día por la mañana: Sonia, la jefa de estudios de sus hijos, está en su cocina. ¿Pero por qué? Al parecer Agus quedó prendado con ella y ahora están saliendo juntos, “veo la belleza donde no la hay”, le cuenta al Cuqui. Amador no entiende este amor: “Es mala, ¿sabes que echó a mis hijos porque no me la quise pinchar?”, le explica a su compañero de piso. Al parecer le intentó seducir, le puso el pie en el salami. Pero Agustín está muy enamorado de su chica y pasa de él. Además quiere que Amador le pague el alquiler porque ahora necesita dinero para hacer cosas con su chica.
Pero hay algo que todavía Sonia no sabe, el trastorno que padece Agus. Y lo va a descubrir muy pronto.
El Cuqui ha encontrado un nuevo trabajo: de recepcionista en un hotel muy pijo. Y Sonia no entiende cómo le han podido contratar porque no tiene ni idea de inglés, “lo hablo muy fluido pero lo tengo oxidado”, le explica muy irritado Amador a la jefa de estudios.
Hay una persona que le puede ayudar con este tema, y esa es Margaret Astor. Agus se va un momento al baño y reaparece vestido de la señora inglesa (una de sus personalidades). Cuando lo ve Sonia se queda perpleja con su novio y no entiende nada de lo que está pasando. Y Amador acaba encantado con esta escena surrealista. “Hello”, le saluda Amador a su ‘teacher’. Su primera lección no va a ser otra que los ‘phrasal verbs’, esos verbos compuestos de la gramática inglesa que nadie consigue aprender.
Este pequeño secretito de Agustín puede que haga que la pareja lo deje y así el Cuqui se queda más tranquilo con su compañero de piso. “¡Qué está pasando!”, exclama Sonia horrorizada al verles.