Carlota acaba de cumplir 18. Y la Cuqui no sabe qué hacer para llevarse bien con su hija, así que le pregunta a Adrián: ¿Qué regalo le haría? Él lo tiene claro, lo que más ilusión te hace a esa edad es un coche. Sin pensárselo dos veces, Maite primero le organiza un fiestón en el jardín y después, le da su regalo molón: un coche blanco con lazo.
Amador, antes que Maite, le da su regalo: un mural bonito con fotos de Carlota (una idea de Agus). Y para su hija, es el regalo más cutre que ha recibido en su vida.
Amador, hundido, intenta quedar bien con Carlota y le propone darle clases de conducir. Ella acepta pero también tiene que ir a buscarla en su coche a la discoteca y llevarla a otro sitio. El Cuqui le dice que sí a todo, lo único que tiene que ir antes a hacer un recado a casa de Palmira (se toma unas copas de más y le hace un striptease a su amiga).
Al Cuqui se le va un poco la hora y llega completamente borracho a buscarla. Así que Carlota no tiene más remedio que conducir ella, quiere ser más madura que su padre. Como todavía no controla muy bien eso de conducir, justo antes de llegar, se estampa contra el jardín de Enrique. Muy nerviosa, le dice a su padre que ahora nunca le van a dar el carné de conducir tras este accidente. El Cuqui para esto tiene una solución, va a decir que ha sido él el que se ha estrellado.