Amador sigue viviendo con Agus en Villa Borderline a pesar de que ya le ha dicho más de una vez que se tiene que ir de ahí porque quiere estar con Sonia a solas. Pero el Cuqui ha hecho oídos sordos y sigue en el piso. “Olé ahí ese salami manchego, ay pibitas del mundo lo que os estáis perdiendo, helicóptero, botafumeiro”, así es como Amador describe a su miembro viril delante del espejo tras darse una ducha. Lo que él se espera es que entre la jefa de estudios sin avisar y le pille desnudo moviendo su salami.
Sonia grita muy asustada tras ver esta escena y va a quejarse a su novio. Amador se defiende como puede, “ha entrado sin llamar”, le explica a su amigo, y Sonia le contesta que podría haber echado el pestillo del cuarto baño. No podía, está roto. A lo que Sonia llega a una conclusión, “estabas esperándome desnudo para seducirme”. Pero para nada, ese movimiento lo hace por otro motivo: “Es para que se me seque más rápido”, se explica Amador.
Parece que esto ha sido lo que ha colmado el vaso, el Cuqui se tiene que ir de Villa Borderline, Agus ya no le aguanta más: “No me encuentro del todo a gusto conviviendo con una persona que pone su pene en modo molinillo delante de mi pareja”, le dice.
Además hay una persona que quiere empezar una nueva vida con Amador: Clarita. La sobrina de Menchu llama al telefonillo: “¿Te vas a hacer cargo de la niña o qué?”, le pregunta.