“Uy, hielo, papi”. Las palabras de Jéssica anunciaban lo que estaba por venir. Carmen aparecía con una cubitera y las cabezas empezaban a maquinar. La fiesta estaba ya avanzada y en Villa Paraíso encontraban una nueva manera de entretenerse: el reto más ardiente de la edición llegaba a la casa de los chicos.
Samu ha sido el primero en comenzar el juego. No tuvo dudas, quien le había lamido la tripa era Elena. Andreu era el siguiente. Cristina le pasaba el hielo por la tripa y la luz de la tentación se encendía en Villa Playa.
Las chicas, que se encontraban de charla psicológica en una de las habitaciones, salían escopetadas al escuchar la alarma. Al ver que la luz roja estaba encendida, todo ha estallado por los aires.
Paola rompía a llorar: “No quiero que me falle”. Aunque sus compañeros trataban de ayudarla, no había consuelo para ella: “No entiendo nada, de verdad. Cómo no me voy a preocupar. Quiero saber qué está pasando ahí”.
A ella se unía Ana, que a pesar de haber llegado recientemente al programa, ya teme lo que pueda estar pasando en la otra villa: “Es mi novio, seguro. Es mi novio fijo. Es muy pronto para que ya esté así, si me despedí ayer de él…”.