En Valencia esperan entusiasmados a que el lunes se abran las playas, igual que en Málaga y Granada, que también pasarán a la Fase 2 junto al 70% de los españoles aproximadamente. El comercio de la costa, que ya empieza a notar un desahogo, toman carrerilla para el retorno de los turistas, que se antoja tan multitudinario como esperado. En las provincias que ya están en esa fase se preparan para el primer fin de semana desde la reapertura, previsiblemente, con el termómetro y el aforo al máximo.

Desde este mismo viernes ya se han observado aglomeraciones en el País Vasco. En Deva, Guipuzcoa, una hilera interminable aguardaba el tren para ir a la playa. Horas después, en el metro de Bilbao no cabía ni un alfiler y la distancia de seguridad era imposible de guardar en el regreso de los bañistas. Muchedumbre que se congregaba también en La Concha de San Sebastián donde esta mima tarde han tenido que desalojar la playa por la pleamar.

En Cádiz, las playas se abren hoy por primera vez al baño aunque el Ayuntamiento decidió retrasar su apertura hasta tener preparado el protocolo de contingencia. En Cádiz capital hasta 70.000 personas van a poder venir a la playa. La estimación y control del aforo los van a realizar la Policía Local desde las azoteas. Si se llega al 80% de la capacidad se avisará por megafonía y podrá haber desalojos. En la arena no es obligatorio el uso de la mascarilla siempre y cuando se respete esa distancia 2 metros y obviamente en el agua tampoco. También están prohibidas las colchonetas.

Precisamente para controlar el aforo de algunas playas, en Tenerife han instalado semáforos que informan a los conductores de sí puede acceder o no en función de su color. Así conocen la capacidad de las playas antes de desplazarse hasta ellas. Una vez llegan allí, en el aparcamiento también recibe información detallada desde sus paneles del nivel de ocupación en ese momento: bajo, moderado o alto.

En Galicia se espera un aluvión de visitas este fin de semana y playas como la de Nigran, una de las más grandes de la comarca, de momento no tiene ninguna restricción. Está haciendo un tiempo espectacular y eso es clave para los hosteleros, deseosos de recuperarse después de dos meses con la persiana baja. Por un lado se necesita ese movimiento de turistas, pero también se teme que se produzca cierto descontrol.

Este fin de semana se espera un éxodo masivo hacia segundas residencias en pequeñas localidades con niveles similares a los de julio. A los hosteleros no les deja sonar el teléfono.