El ocio español cambia: menos discotecas y pubs por la noche y la cervecita en sitios ‘cool’
Alrededor del 7% de los locales nocturnos han cerrado los últimos 4 años
Ahora, el principal consumo es diurno: el vino, la cerveza o el vermú, dominan
Hemos pasado de 167.798 bares a 165.736
El mundo de la noche ya no es lo que era. Los motivos para 'salir de fiesta' han cambiado en los últimos 20 años. En un mundo sumergido en las redes sociales, la sociedad de hoy en día “ya no va a la discoteca para ligar”. La nueva generación ha cambiado los hábitos tradicionales en España. El perfil de estudiante o joven que lucha por entrar en el mundo laboral -con precarios salarios-, también ha influido con la resaca de la crisis aún presente.
“¿El ocio nocturno? Claro que ha caído. Se ha reducido muchísimo el consumo. Están cerrando locales desde hace cuatro años de manera continuada. Alrededor del 7% de establecimientos de consumo nocturno han cerrado los últimos años”, explica a Informativos Telecinco Celia Rodríguez, experta de Nielsen Holdings, consultora que ha elaborado un informe sobre el momento actual del consumo en la hostelería española.
Las costumbres para salir de fiesta están cambiando: consumimos bebidas en casa y luego salimos, algo característico del resto de jóvenes europeos. Esto supone un factor preocupante para los locales. Los datos hablan por sí solos. Un total de 3.600 establecimientos –incluyendo restaurantes, bares y discotecas- han cerrado en los últimos dos años. “El consumidor es el que se está ‘europeizando’. Hace aproximadamente 20 años, el ‘heavy user’ de la hostelería, o la gente un poco más joven que empezaba a salir, era el ocio nocturno. Cuando llegó la crisis en 2008, incluso un poco antes, la hostelería se tuvo que reinventar”, comenta Rodríguez.
Salir a conocer gente ya no es lo principal, las redes sociales han provocado la caída de afluencia. “Lo primero que empezó a caer fue el consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo en el consumo nocturno. Surgió el fenómeno de beber en casa, que es un poco lo que hacen los europeos entre los jóvenes. A esto se ha unido que una de las motivaciones que más movía hace 10 o 15 años a los jóvenes para salir, como era buscar gente, o buscar pareja, y ligar, ha sido sustituido por las aplicaciones”, señala la experta de Nielsen.
“Otro de los movimientos que está provocando el cierre de establecimientos es el cambio de consumo en la gente con edades comprendidas entre los 30 y los 45 años. Hace 40 años nuestros padres tenían hijos y se acababa el salir. El ocio se terminaba. Sin embargo, esta generación no renuncia a salir, aunque su consumo es totalmente diurno. La tendencia es que se ha pasado de la noche al día, por decirlo así. Esta generación, que tiene un poder adquisitivo mayor continúa saliendo, pero de otro modo. El consumo diurno se centra en el vino, la cerveza o vermú”, explica Rodríguez sobre los ‘nuevos adultos’, que viven una realidad distinta a la de sus antecesores.
Ahora los consumidores quieren vivir una experiencia
“Lo que podemos distinguir es sobre todo la tendencia a vivir una mejor experiencia del consumidor. Esto se produce a través de la comida más que por la bebida. La oferta de bebida es la misma en todo y la manera de conseguir la experiencia es a través de la comida. Si analizamos los últimos 4 y 5 años, las aperturas se están centrando en hoteles y restaurantes, principalmente en la zona turística: todo el Mediterráneo, todas las provincias de turismo en Andalucía, son las que más aperturas están teniendo”, añade la experta. Los negocios que abren tratan de modernizarse y adaptarse a la nueva demanda con una oferta más experiencial y sensorial.
“La oferta se tiene que adaptar un poco a la demanda. La demanda de ahora mismo no es la típica bebida y ya está. El mercado se tiene que abrir a la amplitud de horarios. El momento de consumo es muy importante. Los pubs, más del 50% de la facturación la hacen en fin de semana. Las discotecas, seguramente, el 75% de la facturación se haga el viernes y sábado por la noche”, señala Rodríguez sobre los días en los que operan aún con más éxito las discotecas. Una oferta limitada en comparación a los nuevos y modernos establecimientos que se ubican en terrazas –roof top– o que lucen decorados ‘vintage’.
Cierran los bares de cañas y triunfa la ‘hostelería organizada’
La hostelería española está también en transformación: la noche es diferente, sobre todo en Madrid y Barcelona. Las dos grandes ciudades de España están en constante renovación, conviven en ellas las aperturas de nuevos locales y la caída de los que ‘se quedan atrás’.
"Hemos pasado de tener 167.798 bares a 165.736. Es un cambio del tipo de establecimientos que se están cerrando y que se están abriendo. Se están cerrando los establecimientos que corresponden con el café-bar tradicional. El típico bar de cañas. Por otra parte, los que están abriendo corresponden con lo que llamamos hostelería organizada. Grupos hosteleros, de comida rápida, el sector se está profesionalizando. Están cerrando los establecimientos que los lleva una persona o una familia, normalmente céntricos, y los están comprando los emprendedores extranjeros. Al final es una salida a la hora de vender el negocio”.
“Están surgiendo muchos centros comerciales. Toda la restauración organizada, todos los grupos, que incluso vienen de Estados Unidos, son realmente los establecimientos que están abriendo. La mayoría ligados a la comida, no a la bebida”, señala Rodríguez sobre las cadenas que llegan a España, el capital extranjero invierte a gran escala.
“Si el propietario del bar no tiene clientes para mantener su negocio, no puede seguir manteniéndolo abierto. Influye otro cambio en el patrón de consumo, como es el envejecimiento de la población. En el centro o pueblos más pequeños esto es una realidad. La pirámide de población está dando la vuelta completamente en España. El consumo que hace la gente mayor no es tan amplio, ya que tienen una vida social más limitada”, explica Rodríguez sobre los bares del entorno rural, que ven cómo ni con el fomento del turismo se pueden salvar. Encontrar un bar en un pueblo hoy es una odisea y montarlo un riesgo.
En Madrid, por ejemplo, la población china se está haciendo con numerosos bares, además de la compra desde hace años de panaderías o tiendas de alimentación. “Hay muchas cosas sobre las que no podemos arrojar luz. Este cambio se está produciendo principalmente en las áreas metropolitanas. A nivel general, esta razón no es extensible al resto de España”, concluye la experta. Lo que sí parece una evidencia es que las tendencias sustituyen al modo de consumir ‘de toda la vida’. Y eso de bailar a Michael Jackon en una discoteca o tomar la cañita en el bar de Manolo está empezando a ser parte de nuestra historia.