Detenido un hacker de 16 años en Madrid por varios ataques a aplicaciones sanitarias y educativas durante el estado de alarma
Burló una aplicación de prescripción de pruebas y recetas
Buscaba la notoriedad de sus logros en redes
Los investigadores no descarta que vendiera los datos obtenidos
La Policía Nacional ha detenido en Madrid a un hacker de 16 años con un amplio historial de ciberataques desde finales de 2019 y que, con el estado de alarma por el coronavirus, había conseguido penetrar en una aplicación sanitaria dedicada a la prescripción de pruebas y recetas, robando datos de varios usuarios. También hizo lo mismo en aplicaciones educativas y numerosas empresas, tanto españolas como internacionales.
De la operación ha informado el gabinete de crisis del Covid-19. La subdirectora de la Policía, Pilar Allúe, ha destacado que en pocos meses había conseguido quebrantar la seguridad de numerosas empresas tanto públicas como privadas en España e internacionales.
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Según ha explicado la Policía en un comunicado, el joven buscaba notoriedad de sus "logros" en redes sociales. En el momento de su detención, de hecho, los agentes lograron abortar un ataque a una empresa de paquetería que estaba hackeando en ese preciso instante.
También había hecho lo mismo con anterioridad en plataformas de gestión de educación de varias consejerías, que contendrían datos de carácter personal de alumnos y profesores.
Hackeó una plataforma audiovisual
En las redes sociales llegó a publicitar datos personales que previamente había hackeado. La investigación se inició a finales de 2019, tras la denuncia de una destacada plataforma internacional de distribución de contenidos audiovisuales de vídeo bajo demanda.
Según la información aportada, en tan solo tres días se crearon cerca de 141.000 cuentas fraudulentas para acceder al servicio televisivo durante 14 días. Para la creación de esos perfiles se aportaron numeraciones de tarjetas bancarias de origen fraudulento que provocaron un perjuicio económico en la empresa de unos 450.000 euros.
Pocos días después, se recibió una nueva denuncia, en esta ocasión provenía de una empresa de alquiler de bicicletas situada en Madrid, y que informaba acerca de que habían sufrido un ataque informático a sus sistemas que les había impedido prestar servicios durante horas.
El presunto autor del ciberataque dejó constancia de su autoría, mediante un mensaje que se podía leer en las pantallas de los propios dispositivos de gestión de alquiler situados en la vía pública.
Los investigadores tuvieron conocimiento que, en fechas posteriores, nuevos ataques tuvieron por objeto una consultoría española, encargada de dar soporte informático a importantes empresas implantadas en territorio nacional. La intrusión se produjo valiéndose de un poste de auto-venta situado en el interior de un local de una afamada cadena de restaurantes de comida rápida. En este ataque en particular, el hacker pudo tener acceso a bases de datos de varias empresas.
Con escasas jornadas de diferencia, una nueva denuncia aportó a los agentes especializados en la lucha contra la ciberdelincuencia los datos necesarios para ubicar al responsable de los actos ilícitos. A pesar de las meticulosas y extensas medidas de autoprotección que el pirata informático llevaba a cabo para perpetrar cada ataque, finalmente los investigadores pudieron corroborar su identidad y centrar su ubicación en un céntrico distrito madrileño.
Durante el registro de su vivienda, el ciberdelincuente fue sorprendido in fraganti realizando una incursión contra las bases de datos de una conocida empresa de mensajería, ataque que fue frustrado por la intervención policial y posterior detención.
En el registro de la vivienda los agentes hallaron numerosas evidencias de los hechos investigados, destacando la existencia de diversas herramientas de software dedicadas a la comisión de ciberataques en todas sus fases.
Igualmente, se descubrieron indicios de numerosos hackeos culminados durante los meses previos, asaltos que habían sido dirigidos a objetivos de diversa naturaleza, desde compañías de transporte y logística, a empresas de telecomunicación, plataformas de gestión de educación o corporaciones del ámbito privado y público a nivel autonómico y local.
Debido a la enorme cantidad de información contenida en el material intervenido, la Policía asegura que no puede descartar que de su análisis se hallen nuevas trazas de ciberataques o de otras conductas delictivas, como la venta de los datos extraídos ilegalmente en mercados clandestinos o en la Dark Web