Los enfermeros estallan: "Estamos como en una guerra, el triaje en urgencias decide a quién salvar y a quién no"
"La gente se lo toma como unas vacaciones pero necesitamos cortar de raíz los contagios"
La pandemia de coronavirus está arrollando al sistema sanitario español al que le ha gustado considerarse siempre uno de los mejores del mundo. La primera línea de choque, la que conforman los médicos y sanitarios de ambulatorios, urgencias hospitalarias y cuidados intensivos se muestran muy críticos con los protocolos contra una enfermedad que según estimaciones internacionales podría dejar un reguero de más de 100 millones de muertes en todo el planeta.
Para algunos de estos especialistas, “ahora mismo somos como la orquesta del Titanic, tocando mientras todo se va a pique”. Así es cómo lo ve Sergio González Carretero, profesor de Enfermería de la Escuela de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios de la Universidad Pontificia Comillas. Trabaja en la Unidad de críticos quirúrgicos del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y cree que “todo lo que podía salir mal ha salido mal”. Mira hacia Italia y avisa de que solo “vamos unos días por detrás” de nuestros vecinos italianos que tampoco se tomaron en serio las recomendaciones para evitar los contactos. “La gente se lo toma como si fuesen unas vacaciones” y no es así, asegura.
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Está convencido de que las cifras reales de afectados y fallecidos por el brote de COVID-19 son muy superiores a las reportadas por los canales oficiales. Su temor es que se cumpla el pronóstico del investigador, David S. Jones, quien ayer afirmaba en un artículo publicado en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine que la pandemia de coronavirus “podría provocar más de 100 millones de muertes” después de haber infectado a más de la mitad de la población mundial. Unos datos que Jones comparte con numerosos expertos en materia de enfermedades contagiosas.
Los protocolos siempre van por detrás
Ahora sabemos que el primer caso de coronavirus COVID-19 se registró en China el pasado 17 de noviembre. Durante los primeros meses, las autoridades de Pekín se esforzaron por quitarle importancia a la epidemia, un tiempo precioso que se perdió para salvar vidas. Algo parecido ha ocurrido en España. A pesar de la experiencia que nos dio la crisis del ébola en 2014 poco parece que hemos aprendido en estos años.
La llegada del COVID-19 a España vino de contagiados procedentes de zonas de riesgo, especialmente Italia. Pero cuando ocurrió el brote de Torrejón, los afectados ya no eran extranjeros, la epidemia estaba entre nosotros.
Es en estos casos cuando los sanitarios empiezan a darse cuenta de que los protocolos no estaban actualizados. Cuando en China o en Italia se estaban desinfectando las calles o los lugares públicos, aquí, en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, llevaban a los primeros afectados atendidos en silla de ruedas por los pasillos del centro mientras se les suministraba aerosoles. "¡Estábamos rociando a todos con gotas de coronavirus!" afirma Sergio.
"Los primeros casos los atendimos casi sin medios de protección", añade este enfermero. Pero la situación ahora no es mucho mejor, "falta material sanitario de protección. Al principio los familiares se llevaban las mascarillas y los guantes hasta que los pusimos bajo llave. Las carencias son tantas que no podemos dar toda la atención que nos gustaría a los pacientes ingresados en la UCI porque hay que estar desechando el material cada vez que entramos en contacto con ellos", añade.
Para Sergio, una cama de UCI no se puede improvisar en un gimnasio. "En nuestras instalaciones tenemos instrumental para suplir la función respiratoria que es la que está causando las muertes. Necesitamos respiradores y hay veces, cuando la función respiratoria se ha colapsado por completo, la única opción es sustituir esta función pulmonar por un procedimiento instrumental conocido como ECMO, es lo que conocemos como oxigenación por membrana extracorpórea. Se trata de proporcionar soporte cardíaco y respiratorio a pacientes cuyos pulmones y corazón están gravemente dañados y no pueden desarrollar su función normal y en nuestro hospital, este tipo de unidades están ya agotadas".
El repunte brutal de nuevos casos que se duplican de un día para otro están llevando a los hospitales madrileños a un punto de absoluto desbordamiento. En los servicios de urgencias se teme que ocurra como en Italia hace escasos días donde el triaje de los nuevos casos adquiere tintes dramáticos, "como en una guerra", asegura Sergio: "se selecciona a los pacientes eligiendo los que tienes posibilidades de salvarse o de recuperarse o los que no".