Condena por los asesinatos de Godella: 50 años de prisión para el padre y 25 de internamiento psiquiátrico para la madre
Gabriel y María, los padres de los niños asesinados, han sido encontrados culpables
La condena de María se justifica por una causa de inimputabilidad por un brote esquizofrénico
El fiscal pedía 50 años de prisión para el padre
Gabriel y María, los padres de los niños asesinados en Godella (Valencia), han sido encontrados culpables del crimen cometido sobre los dos pequeños en la noche del 14 de marzo de 2019.
Por este delito, al padre se le ha impuesto una condena de 50 años de cárcel, mientras que a la madre, por una causa de inimputabilidad debido a un brote esquizofrénico, se le ha condenado a 25 años de internamiento en un centro psiquiátrico. Ayer mismo se produjo el traslado de la mujer a un centro hospitalario en Valencia.
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La Guardia Civil no cree posible que uno de los progenitores matara a los niños sin saberlo el otro
El fiscal pedía 50 años de prisión (25 por cada asesinato), con un máximo de 40 años de encarcelamiento, para el padre; y el mismo tiempo de internamiento en un centro psiquiátrico para la madre, por padecer esquizofrenia y tener alteradas las facultades que harían posible su imputación.
El jurado ha considerado a Gabriel culpable de la muerte de los niños por una mayoría de 7 a 2 de los votos, mientras que en el caso de la madre, el veredicto de culpabilidad se ha tomado por unanimidad. En ambos casos, ha denegado la remisión condicional de la pena y la posibilidad de indulto.
En el caso de María, el jurado ha considerado probado por una mayoría de 7 a 2 de sus miembros que no era consciente de sus hechos y por tanto es inimputable.
Es imposible que uno de los dos progenitores matase a los niños sin que el otro lo supiese
El juicio comenzó el pasado 31 de mayo tras la selección del jurado y se ha venido desarrollando en la Ciudad de la Justicia de València a lo largo de los últimos días a partir de la acusación por dos delitos de asesinato que el fiscal presentó contra el padre de los niños, que tiene doble nacionalidad belga y mexicana (sin antecedentes penales) y 27 años, y la madre, española y de 25.
Esta "padecía una esquizofrenia de tipo paranoide, que se encontraba en fase de brote agudo, y que anulaba las bases psicobiológicas de su imputabilidad (inteligencia y voluntad)" en el momento de los hechos. Esto último supone una eximente completa de anomalía psíquica.
A lo largo de la vista el jurado escuchó al padre decir que en la noche en la que se produjo el crimen se fue a dormir sobre las 22 horas con el niño a la cama, que fumó "uno o dos porros" antes, y que ella se fue con la niña -un bebé- a un sofá. También la han escuchado a ella relatar: "Yo creo que los mató él, porque estuvo despierto toda la noche. Lo tenía todo planeado. Si nos mataba a los tres, como nos íbamos a ir de viaje, nadie se hubiera dado cuenta".
Asimismo, han conocido la opinión del responsable de Homicidios de la Guardia Civil que desarrolló la investigación por el doble parricidio de Godella, quien consideró "poco probable", por las dimensiones de la casa en la que se produjo el crimen y el entorno tranquilo, "que uno de los dos progenitores matase a los niños sin que el otro lo supiese".
También han oído el testimonio de la abuela materna de los niños, quien describió a Gabriel como un marido controlador que manipulaba a su hija, una chica influenciable con graves problemas psiquiátricos, como han confirmado los psiquiatras forenses que la examinaron. Y, con esos y otros elementos, ha llegado al fallo conocido este jueves.