El día que Rosario y Alfonso mataron a su hija Asunta
El Tribunal Superior de Justicia de Galicia consideró en su sentencia de apelación que fue Rosario la única culpable de asfixiar a su hija, aunque determinó que lo hizo "en ejecución del plan preconcebido" con Alfonso para acabar con la vida de la menor.
Por ello, la sentencia de esta instancia superior impuso al padre la misma pena de privación de libertad que a la autora material del crimen: 18 años de prisión por asesinato con agravante de parentesco y abuso de superioridad.
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La sentencia es firme tras ser confirmada por el Tribunal Supremo y rechazado un recurso ante el Tribunal Constitucional.
La asfixia, causa de la muerte de Asunta
Como resultado de la investigación y de las pruebas practicadas, en relación a la muerte de Asunta Basterra se determinó que su fallecimiento se había producido por asfixia y que, anteriormente y durante meses, la niña había ingerido un asiolítico, Orfidal, que anuló su voluntad antes de ser asesinada.
El cuerpo fue localizado después de que, en la madrugada del 22 de septiembre, dos hombres que circulaban por una pista forestal del lugar de Ferros, en la localidad coruñesa de Teo, dieran la voz de alarma.
Durante las primeras horas, los investigadores capitaneados por el titular del Juzgado de Instrucción 2 de Santiago, José Antonio Vázquez Taín, determinaron que la niña había fallecido en otro lugar y que no había sufrido agresión sexual.
Las pistas apuntaron desde el primer momento al entorno cercano y, más en concreto, a sus padres, separados, que la noche en la que se produjo su muerte habían acudido a una comisaría de Santiago de Compostela a denunciar la desaparición de su hija.
Sin embargo, las "inconsistencias" detectadas por la Guardia Civil en las declaraciones de los padres sobre los últimos movimientos de Asunta y las primeras pruebas precipitaron sus detenciones.
Rosario Porto, conocida abogada compostelana, fue detenida el 24, dos días después de la localización del cuerpo. La Guardia Civil la trasladó al cuartel desde el tanatorio compostelano de Boisaca, donde acababa de asistir a la incineración de su hija.
Alfonso Basterra, periodista, fue detenido al día siguiente, tras un registro en una de las viviendas de su exmujer en la que los agentes creen que se produjo la muerte.
Qué pasó hace cinco años
Pero, ¿qué pasó hace cinco años para que unos padres llegaran a matar así a su hija y la dejaran abandonada en una pista forestal en las proximidades de Santiago de Compostela, lugar en el que fue localizada en la madrugada del día 22?
Muchas de las claves de este terrible crimen y algunas de las incógnitas no resueltas están en el sumario del juicio que tuvo lugar dos años más tarde.
Indicios y contradicciones
El juicio y el veredicto adoptado por un jurado popular dejó un relato lleno de indicios y contradiccionescontradicciones que los jueces trataron de responder en su sentencia.
Entre las cuestiones más relevantes destacó sobre todas las contradicciones de Rosario Porto, que cambió la versión que dio a la Policía sobre lo que había hecho la tarde en la que desapareció Asunta.
Así, aunque al poner la denuncia de su desaparición aseguró que la niña se había quedado estudiando en su habitación --incuso especificó a los agentes de qué modo--, posteriormente recordó que Asunta había ido con ella a la casa de Teo y que, al llegar, quiso regresar, por lo que la dejó en la calle, en las inmediaciones de su casa.
Los agentes consideran que Porto cambió su versión tras conocer que había imágenes de una cámara de seguridad --la de la gasolinera de A Galuresa-- que la habían grabado en su coche con Asunta dirigiéndose a Montouto.
Otra contradicción puso a los investigadores tras su pista. Durante el juicio las imágenes de esta cámara pusieron en duda el relato de Rosario que aseguró haber vuelto a Compostela desde Teo para dejar a Asunta y volver después, pero en las grabaciones no aparecía a pesar de que ella dijo que había repetido ese recorrido.
Alfonso, en casa
El caso de Alfonso Basterra es parecido al de su mujer aunque aquí, las contradicciones e indicios fueron inferiores. Desde el primer momento sostuvo que tras la comida familiar en su casa permaneció allí toda la tarde cocinando y leyendo. Un único testigo cuestionó la versión, una antigua compañera de Asunta que dijo haberlo visto en compañía de la víctima esa tarde en la calle.
Lo que le situó en la lista de sospechosos fue que a las tres horas de haber presentado la denuncia por la desaparición de su hija dijera delante del agente que la recibió que "iba a aparecer muerta".
Varios agentes han incidido también en el hecho de que, al desplazarse esa noche al piso del padre, observaron que no había nada dispuesto para cenar ni comida preparada, a pesar de que Basterra dijo que cuando salió a poner la denuncia esperaba a su hija y a su exmujer para cenar.
El ADN de Basterra fue localizado por la Guardia Civil en un cojín hallado en el maletero del coche de Porto, el mismo que tenía rastros de perfil biológico de la madre en el asiento del conductor y ADN de la víctima en el fluido encontrado en la moqueta de la parte trasera, de donde habían desaparecido las alfombrillas.
Sedación y "polvos blancos"
Otro de los aspectos relevantes de la investigación es el consumo continuado de dos benzodiacepinas --una de ellas lorazepam, el principio activo del Orfidal-- que fue encontrado en el pelo de la niña los meses previos a su muerte.
Asunta tenía en sangre el día de su asesinato, que se produjo por "sofocación", 0,68 milígramos de lorazepam por mililitro de sangre, una dosis "altamente tóxica" que equivale a tomar más de 27 pastillas de este producto, consumidas durante la comida del día 21 de septiembre o después.
Hasta cinco profesores de distintas academias de música de la niña relataban al menos dos episodios en el mes de julio en los que Asunta fue a clase con síntomas de estar "drogada". En uno de los casos, la víctima llegó a decirle a dos de sus profesoras que su madre le daba "unos polvos blancos" que la hacían "olvidarse" de cosas y que había estado "dos días durmiendo".
Tanto el padre como la madre de Asunta, que tuvieron contacto con ambos episodios, atribuyeron la somnolencia y descoordinación a los antihistamínicos que tomaba para paliar su alergia. No obstante, ninguno ha reconocido haberle dado antihistamínicos a la menor, cuyo historial médico no recogía esta dolencia.
Desconexión de la alarma
Otro de los puntos que generaron dudas en los investigadores fue la desconexión de la alarma de la vivienda de Montouto desde primera hora de la tarde del 17 de septiembre de 2013 hasta las 22.40 horas de ese día.
Tanto Rosario como Alfonso se sorprendieron al ser interrogados sobre este hecho llegando a negar que fuesen aquella tarde a Teo. Sin embargo, tanto los acusados como los testigos reconocieron que nadie más dispone de llaves de esa casa ni conoce la alarma.
Asunta, que pasó aquella tarde con su padre, no acudió al colegio al día siguiente porque, según una nota que envió su madre al tutor, había tomado una "medicación fuerte" que le había producido "vómitos".
Porto atribuyó esa ausencia a unas "décimas de fiebre" y aseguró que la niña estuvo en casa. Basterra, por su parte, sostuvo que no vio a Asunta aquella mañana, a pesar de que en un mensaje sobre las 12.00 horas le advirtió a Rosario de que "está mejor". "Subiría un momento a verla", aventuró. La cuidadora de la niña, no obstante, dijo estar segura de que ese día no vio a Asunta en casa de su madre.
Cuerdas naranjas
El análisis de las cuerdas naranjas halladas cerca del cuerpo de Asunta permitió determinar que éstas "coinciden en propiedades físicas y composición química" con las recabadas en la vivienda de Rosario Porto en Montouto.
Sin embargo, y a pesar de que el "estudio múltiple" al que se sometieron, las pruebas no permitieron establecer "un vínculo" de corte entre unas y otras, por lo que no se pudo establecer en el juicio que hubiese "evidencia" de que tuviesen "un origen común".
Tampoco se pudo encontrar pruebas que vinculasen los cuchillos recabados de la casa de Montouto, ni en la tierra de las alfombrillas delanteras del coche de Rosario.
No obstante, sí se encontraron restos biológicos de Rosario Porto en una mascarilla recogida de una papelera en Montouto, donde apareció una cuerda naranja y dos manojos de papel, uno con el ADN de Asunta y otro con una mezcla del de la niña y del de su madre. El resultado: Asunta fue asesinada por los que tenían que protegerla. Asunta y Alfonso duermen en la cárcel.