Las alergias alimentarias aumentan y se complican: ¿Debemos cambiar nuestra forma de alimentarnos?
Cada alergia, cada alérgeno y cada persona es un mundo, pero hoy ese universo es cada vez más común y redundante. En los últimos 30 años la proporción de individuos afectados por intoxicaciones alimentarias en la población española ha pasado del 3'6 % en 1992, al 7,4 % en 2005 para terminar situándose en 2015 en el 11'4 %. Se trata de un incremento de más del 200 por ciento que se ha notado especialmente en comunidades como Asturias, Extremadura, Cantabria y Madrid. Solo Navarra y Galicia han visto reducirse esta prevalencia.
En el resto del mundo industrializado los datos avanzan de forma similar aunque la falta de estudios epidemiológicos lastra los resultados de una comparación que se hace necesaria a la hora de plantear estrategias globales contra lo que muchos ya consideran una auténtica pandemia. La Revista Alergia México informó en 2014 de que "las enfermedades alérgicas afectan a cerca de mil millones de personas en todo el mundo. Con un ritmo de crecimiento acelerado en los últimos 60 años, se espera que su prevalencia esté cerca a los 4 mil millones de personas para el año 2050".
Los datos confirma la creencia de que "la frecuencia y gravedad de la alergia a los alimentos está aumentando" según consta en el informe Alergológica 2015 elaborado por la Sociedad Española de Alergología e Inmonología Clínica. A pesar de ello, el estudio señala que "hasta el momento no se ha podido demostrar de una forma inequívoca este aumento de la frecuencia de esta patología", para lo que reclama cruzar "estudios poblacionales" y "alergológicos completos" que así lo constaten.
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La realidad es que las consultas de alergología tratan cada vez más pacientes afectados por reacciones alérgicas a determinados alimentos. Los especialistas se muestran preocupados por el aumento de la población afectada y la complejidad de los nuevos casos".
Ángel Sánchez, presidente de la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA), asegura que "hay cada vez más personas con alergias a los alimentos pero también están además aumentando los casos de alergias múltiples".
Su análisis también lo comparte el alergólogo del Hospital Niño Jesús, de Madrid, Carmelo Escudero. Según este especialista, en su consulta empiezan a ver "niños con reacciones anafilácticas cada vez más graves y niños con alergias a más grupos de alimentos".
Curiosidad y preocupación
El primer contacto con una alergia alimentaria suele estar protagonizado por la preocupación y la búsqueda de respuestas concretas.
Es una realidad que conoce bien el dr. José Manuel Moreno, Coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría y pediatra en la Clínica Universitaria de Navarra. En su primer contacto con padres con hijos alérgicos "más que miedo lo que hay es un deseo de saber por qué. Y eso no siempre es fácil por que las herramientas de diagnóstico no nos lo permiten. Quieren saber si es grave, si se va a repetir o si se va a curar".
Esta preocupación tiene sus consecuencias según señala Ángel Sánchez, "en las familias con menores afectados las alergias tiene impacto no solo en el niño o en el adulto sino también en su entorno familiar" y es este entorno el que sufre "más estrés".
Una sensibilidad para conocer y detectar desde los primeros síntomas que es positiva para el pediatra José Manuel Moreno quien pide que se viva dentro de lo posible con normalidad "nadie, y nosotros los primeros, lo que no queremos es a niños preocupados por ir cargados de medicamentos salvo en los casos puntuales más graves".
Infecciones y alergias
Esta curiosidad de padres y afectados siempre tiene un objetivo común. Todos quieren saber el origen de su alergia. Pero los especialistas coinciden en que las causas no están claras. Una coincidencia que es común cuando señalan las posibles explicaciones.
Según el alergólogo Carmelo Escudero, "es un poco difícil de explicar y más que lo podamos entender" pero tiene claro que entre los "diversos factores" que lo explicarían está "el ambiente en el que vivimos" marcado por el abandono del pueblo "rodeados de naturaleza y expuestos a todo", algo que nos llevar a "tener menos contactos con microorganismos que nos protegen como puede ser la microbiota intestinal que podría favorecer la protección frente a la aparición de enfermedades alérgicas".
Una realidad cuya consecuencia es para Escudero que "estamos menos acostumbrados a tener cierto tipo de infecciones que estimulan de manera correcta al sistema inmune" por lo que "está desentrenado y lo que comienza a hacer es atacar o desarrollar respuestas de alergia frente a antígenos o sustancias que en principio no deberían dar problemas como un alimento".
Ángel Sánchez, comparte esta explicación "ahora vivimos en un entorno muy limpio. Hay una preocupación excesiva por la asepsia, por esterilizar todo los que pueda estar en contacto con un niño y eso, a la larga, trae como consecuencia que el sistema inmunitario no se desarrolle de una manera natural".
Sánchez añade dos explicaciones más a un problema de base genética. En primer lugar "en el medio rural los niños están en contacto con animales, juegan con tierra, están en un entorno dónde hay muchos más microbios o microorganismos, algo que permite que su sistema inmunitario se desarrolle mejor". Y también, "la contaminación ambiental": "estamos expuestos a cantidades muy pequeñas de infinidad de compuestos químicos de los que antes de poner en el mercado no sabemos cuáles son sus efectos sobre el medio ambiente y la salud de las personas".
José Manuel Moreno también cree que la participación de todos estos elementos ayuda a entender este aumento de las alergias alimentarias. "Seguro que tiene que ver con los hábitos de vida que tenemos y probablemente con contaminantes ambientales o con alérgenos ambientales", afirma, y añade que "hemos cambiado mucho la forma en la que comemos o en la que nos relacionamos con el ambiente y también tenemos más contaminantes. Porque la genética es lo único que es lo mismo y lo demás es lo que es variable".
Los primeros alimentos
Aunque sea complicado señalar a un origen concreto que explique el despunte generalizado de las alergias alimentarias en todo el mundo, lo cierto es que sí hay cierto consenso en las medidas a tomar en el futuro.
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Escudero, alergólogo en el Niño Jesús explica que "es posible" que introducir antes los alimentos en la dieta de los bebés sea una solución.
"Podríamos cambiar el paradigma ---asegura--- porque ya hay algunos estudios en este sentido que nos dicen que si introducimos de manera precoz ciertos alimentos pues nuestro sistema inmune produce respuestas de tolerancia y si lo retrasamos su introducción corremos el riesgo de una respuesta alérgica".
Para justificar este cambio de paradigma en la forma en la que alimentamos a nuestros hijos, Escudero recuerda que en "países menos industrializados como en Centroamérica o Sudamérica, en los que los alimentos se introducen en la dieta todos a la vez prácticamente entre los cuatro y lo seis meses cuando se deja de darle el pecho al niño; allí la frecuencia de alergia a los alimentos es muchísimo más baja".
José Manuel Moreno tiene sus dudas, "no me atrevo a relacionarlo". Para este experto, "es cierto que tenemos ahora mayores índices de lactancia materna de los que teníamos hace 20 años. En sí mismo es un factor de protección frente a la aparición de las alergias pero curiosamente seguimos teniendo más alergias", y añade: "no todo es la pauta o las normas alimentarias que seguro que ayudan pero hay factores que no sabemos".
Moreno y Sánchez creen que hacen falta estudios amplios que ayuden a este cambio en la forma en la introducimos los alimentos a nuestros hijos en sus primeras etapas de la vida.
Según Moreno, "hay una tendencia en países como Australia, Reino Unido o Estados Unidos en los que se introduce precozmente alimentos para intentar que los toleren mejor. Pero estamos todavía a la espera de estudios serios que avalen esta tendencia y que nos permitan decir que si cambiando un poco esa forma de dar de comer tenemos menos alergias".
Igual de cauto se muestra Ángel Sánchez que reconoce la existencia de una "controversia y cambio de criterio". El representante de la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex cree que la tendencia ahora es introducir de una manera ordenada a partir de los cuatro o seis meses los mismos alimentos que se consumen en la familia". "No tienes que empezar con grandes restricciones ---aclara--- sino ir haciendo pruebas para ver cuál puede ser la respuesta del niño. Lo normal es que no sea alérgico".
Concienciación social
En España los casos de anafilaxia más habituales lo son por alimentos con una tasa aproximada de unas 13 personas al año por cada 100.000 habitantes. Las cifras son preocupantes en todos los países. Según la FDA estadounidense, cada año mueren unas 150 personas por reacciones alérgicas extremas a alimentos.
Ante la incapacidad por el momento de curar las alergias a los alimentos las administraciones públicas aconsejan a quienes padezcan este problema, instruirse en el reconocimiento temprano de a lo que somos alérgicos, controlar las reacciones alérgicas y evitar rigurosamente los alérgenos alimentarios.