Pekín explica cómo se controla un rebrote con millones de test en menos de 20 días
En apenas 19 días han realizado más de 10 millones de pruebas
Pekín ha instalado laboratorios inflables, llamados 'huoyan'
China ha puesto en marcha una campaña para analizar a casi toda la población de Pekín mediante laboratorios inflables, clíniclas móviles y una precisa investigación epidemiológica. El objetivo, frenar un rebrote de coronavirus que, un més después de registrar el primer caso del foco, ha causado alrededor de 300 contagios.
Numerosas personas acudieron al hospital Pu Ren para realizarse una prueba de ácido nucleico. Algunos casos, por voluntad propia, y otros, porque necesitan un resultado negativo para poder viajar o regresar a su lugar de trabajo, entre otros motivos. Entre las personas que deben hacerse la prueba de manera obligatoria figuran trabajadores de supermercados, empleados de restaurantes, profesionales sanitarios o repartidores. También deben hacérsela los residentes de las zonas que han sido declaradas de alto riesgo, aquellas ubicadas cerca del mercado mayorista de Xinfadi, donde se detectó un foco el pasado 11 de junio.
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Pekín, ante el riesgo de una nueva oleada de coronavirus, ha aumentado su capacidad para realizar test y poder frenar el foco. Los centros que recogen las muestras ya superan el centenar y los laboratorios analizan diariamente más de un millón de pruebas. El total de pruebas analizadas se cifra en 10 millones, lo que supone más de la mitad de la población de Pekín (22 millones). Desde hace más de una semana, la capital china no registra nuevos contagios.
Los expertos, para alcanzar este dato, optaron por proporcionar pruebas mixtas de coronavirus que incorporan hasta cinco muestras en un solo análisis. "En este tipo de pruebas se analizan varias muestras al mismo tiempo. Si una da positivo, se realiza de nuevo el análisis a todas las personas del grupo para saber cuál de ellas era la infectada. Este método es muy eficaz, y permite realizar test a gran escala", señaló la decana del hospital Pu Ren, Sun Guimei. La entrada al laboratorio se basa en estrictas medidas de prevención y la mascarilla es de uso obligatorio en todo momento.
"Si detectamos un positivo, se comprueba inmediatamente con un segundo reactivo el mismo día. Si la segunda prueba da negativo, dictaminamos que la primera fue un falso positivo", comenta la directora del laboratorio clínico del hospital, Yang Huijuan.
Las pruebas desarrollan un "papel crucial", según las autoridades sanitarias. "Aquí realizamos la prueba a todas aquellas personas que deban hacérsela, pero también a quienes quieran hacérsela de forma voluntaria. Por su puesto, tenemos protocolos especiales para quienes vengan con síntomas", precisa Sun. "Es vital no perder ni un sólo diagnóstico de personas que puedan presentar el contagio", añade la doctora Yang. Según los expertos, lo más importante es realizar las pruebas en el menor tiempo posible para identificar y aislar a los casos antes de que la transmisión se descontrole.
China no escatima en recursos para evitar nuevos focos de coronavirus. Pekín ha instalado laboratorios inflables, llamados 'huoyan', ojos de fuego en mandarín, en los que se han realizado más de un millón de pruebas. Uno de ellos ha sido capaz de realizar más de 100 000 pruebas. Este método fue también utilizado en Wuhan tras detectarse varios casos asintomáticos. Toda una campaña de test masivos: pruebas a más de 10 millones de residentes en apenas 19 jornadas.
Los test de coronavirus también se realizan en clínicas improvisadas que las autoridades han instalado en estadios, vehículos y otros espacios públicos. Las personas que quieran hacerse la prueba de manera voluntaria deben abonar alrededor de 120 yuanes (unos 15 euros).
Ante el foco del mercado de Xinfadi, la clave, según los expertos, ha sido la detección precoz y rastreo de contactos de los primeros pacientes, la fuente del brote. "La fuente de esta oleada se identificó muy rápido, y esa fue la clave. Luego, las medidas de prevención tomadas demostraron ser efectivas", afirmó la epidemiógola Yang. El brote está controlado, según las autoridades, pero el nivel de respuesta a emergencias sigue siendo de tercer grado desde el pasado 16 de junio.
Las clases presenciales en Pekín siguen suspendidas y se aconseja a los residentes que opten, si es posible, por el teletrabajo. El aforo para bibliotecas, museos o parques se limita al 30% de su capacidad y el horario de apertura también se acota. La principal misión de las autoridades es controlar el virus y que no se extienda por otras ciudades.