La OMS autoriza probar la eficacia de las hierbas medicinales contra el coronavirus
La OMS quiere garantizar que se sigan los estándares científicos internacionales
El protocolo aprobado prevé establecer un comité de vigilancia de los datos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aprobado un protocolo para autorizar los ensayos clínicos de fase III que probarán la eficacia de las hierbas medicinales contra el coronavirus, según informa 'Science Alert'. El protocolo aprobado tiene como objetivo habilitar la capacidad técnica de los científicos de África para llevar a cabo ensayos clínicos adecuados que garanticen la calidad, la seguridad y la eficacia de las medicinas tradicionales en consonancia con las normas internacionales.
Las pautas autorizadas prevén el establecimiento de un comité de vigilancia de los datos y la seguridad de los ensayos clínicos de la medicina herbaria. "Al igual que en otras áreas de la medicina, la ciencia sólida es la única base para las terapias seguras y eficaces de la medicina tradicional", asegura el doctor Prosper Tumusiime, director del grupo de cobertura universal de salud de la oficina regional de la OMS para África.
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El protocolo ha sido aprobado por un comité regional de 25 miembros de la OMS, el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Comisión de Asuntos Sociales de la Unión Africana formado en julio para mejorar la investigación y el desarrollo de las medicinas tradicionales para el coronavirus.
Controversia sobre la medicina tradicional
El uso de la medicina tradicional contra el coronavirus ha despertado mucha controversia, ya que su eficacia no está probada y causa una falsa sensación de seguridad que aumenta el riesgo de propagación. En Indonesia, por ejemplo, la población se refugió en las hierbas medicinas o en bebidas promocionadas como capaces de curar el coronavirus o de reforzar el sistema inmunitario. Algunas de estas soluciones eran promocionadas en las redes sociales, pero otras llegaban incluso desde fuentes gubernamentales.
En julio, el Ministerio de Agricultura de Indonesia promovió un collar de aromaterapia con hojas de eucalipto asegurando que era "anticoronavirus". El ministro Syahrul Yasin Limpo afirmó que llevar el collar durante 15 minutos podría matar el 42% del virus, y 30 minutos matarían el 80% del virus.
Aunque algunos expertos del país advirtieron de que era falso que las hierbas medicinales tuvieran propiedades curativas contra el coronavirus, sí que explicaron que podían verse como "suplementos para mejorar la salud y el sistema inmune". De hecho, el Instituto Indonesio de Ciencia tiene en marcha dos proyectos de investigación para probar la eficacia de algunos tratamientos de medicina tradicional contra el virus.
China también ha utilizado métodos de la medicina tradicional, que ha exportado a países como Venezuela, en la lucha contra la crisis sanitaria. En abril, Madagascar también atrajo mucha atención cuando se conoció que estaba utilizando una planta para tratar el coronavirus. El tratamiento consistía en una bebida elaborada a partir de artemisia, una planta que tiene eficacia probada contra la malaria y que ha sido utilizada en la medicina tradicional china durante miles de años.
El país comenzó a fabricar y distribuir la bebida, pero encontró gran oposición científica, ya que su eficacia no ha sido probada contra el coronavirus.
La próxima pandemia será “más perniciosa”
Por otra parte, la Junta de Vigilancia Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial han advertido que "el no extraer enseñanzas del covid19 o el no ponerlas en práctica con los recursos y el compromiso necesarios hará que la siguiente pandemia, que sin duda llegará, sea aún más perniciosa".
Los autores del informe 'Un mundo desorganizado' señalan que la actual pandemia del nuevo coronavirus "ha evidenciado la incapacidad colectiva" para poner en práctica las medidas de prevención, preparación y respuesta ante este tipo de eventos y "darle el carácter prioritario que les corresponde".
Con la pandemia se ha puesto de relieve "la fragilidad de las economías y los sistemas sociales altamente interconectados", las acentuadas grietas existentes en las sociedades y entre las naciones y las desigualdades mientras el covid-19 "ha prosperado en un mundo desorganizado", según el informe.