Un estudio desvela que la mascarilla aplastará el segundo brote del coronavirus
El informe señala que la mascarilla es el mejor antídoto contra un rebrote
Un estudio de The Royal Society ha comprobado estadísticamente que los períodos de bloqueo por sí solos no van a evitar la aparición de ondas secundarias y terciarias de la pandemia, que pueden ser mayores que la onda inicial, pero sí indican que el uso generalizado de las mascarillas pueden aplastar un rebrote.
El miedo a un rebrote está ahí, de hecho España no abrirá sus fronteras hasta el mes de julio y lo hará presionada por Bruselas. Los casos importados y algunos rebrotes en hospitales, como en el País Vasco, preocupan. La OMS ya recomienda mascarillas de tela de tres capas para la población en general, dejando las más sofisticadas - ya las hay hasta antibacterianas- para los sanitarios, los que en primera fila luchan contra el virus y que han sido junto con los ancianos de más de 70 años los grandes damnificados en la pandemia.
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El informe destaca que si los períodos de confinamiento se combinan con la adopción 100% del uso de máscara por el público, el pico inicial progreso de la enfermedad se aplana de manera espectacular y se pueden impedir o retrasar la aparición de otros focos. El informe da la clave de por qué las mascarillas no fueron recomendadas desde el primer momento. "Existen factores humanos adicionales y obstáculos que pueden impedir la implementación de esta política o una directiva emitida en un nivel gubernamental. El más importante de estos es probablemente la falta de disponibilidad de máscaras faciales eficientes (respiradores N95) y la opinión de que estos deben y deben reservarse para los trabajadores médicos de primera línea". Es lo que manifestó Simón en rueda de prensa, no se usaron antes mascarillas porque no había, aunque sigue considerando que la distancia social es más efectiva.
La mecánica natural de la filtración es que las gotas más grandes se capturan de manera más efectiva, señala el informe, por lo tanto, se puede suponer con seguridad que las gotas en el rango de 1 µm más serán eliminadas casi por completo por una máscara hecha de manera informal. Esto es muy importante porque una gotita de 2 µm tiene mil veces la masa de una gotita de 200 nm, y una gotita de 20 µm tiene un millón de veces la masa de una gotita de 200 nm, siendo la carga del virus proporcional a la masa. Cuanto más grandes sean las gotas, más importante es capturarlas, e incluso una máscara hecha en casa lo hará muy bien. También hay datos experimentales, por ejemplo, que muestran que las mascarillas caseras que consisten en un tejido facial (capa interna en la cara, como recomienda la OMS, de tela) y dos toallas de papel de cocina ya que las capas externas lograron más del 90% de la función de la máscara quirúrgica en términos de filtración de gotas.
El informe indica que una alta proporción de la población necesitaría usar mascarillas para lograr un impacto razonable de la intervención. En Hong Kong, el 99% de los encuestados informaron que usaban mascarillas cuando estaban fuera de su hogar y funciona.
Otro factor humano que puede reducir la adopción de máscaras faciales en los países occidentales es cultural, porque el uso de máscaras faciales no es común en público, o hay una implicación de que el usuario de máscaras faciales considera a los demás como una amenaza. Sin embargo, en la emergencia actual, es necesario cambiar este punto de vista, lo que podría lograrse si el mensaje transmitido por una máscara facial fuera "mi máscara facial te protege, tu máscara facial me protege a mí". De hecho, es probable que convertir las máscaras faciales en artículos de moda sea otra ruta para cambiar la cultura que rodea el uso de máscaras faciales en público. Otro efecto positivo de este cambio cultural sería reforzar el mensaje de que es necesario mantenerse a una distancia segura el uno del otro. Este mensaje educativo podría ser transmitido fácilmente por el gobierno y la prensa popular, señala el informe, que considera que el uso de las mascarillas se puede convertir en algo más común de lo que pensamos en nuestra nueva normalidad.