La historia de Ènia y Aitor: así es la lucha diaria de los más pequeños contra la covid persistente
Los menores registran también casos de covid persistente, al igual que los adultos
Mientras que la media española está por debajo de los 3.000 casos cada 100.000 habitantes, la incidencia en niños es casi el doble
Ènia y Aitor han pasado la covid persistente: sus madres cuentan cómo luchan día a día contra esta enfermedad
Los datos de la pandemia siguen mejorando, pero la incidencia sigue disparada entre los más pequeños. Mientras que la media española está ya por debajo de los 3.000 casos por cada 100.000 habitantes, entre niños y niñas de hasta 11 años la incidencia es casi el doble. La mayoría pasa la enfermedad con síntomas muy leves, pero se dan algunos casos de covid persistente también en menores.
A sus 15 años, la vida de Ènia ha cambiado muy a peor. "Lo que me molesta más es el dolor de cabeza constante. También tengo taquicardias, dolor muscular y articular...", explica la menor. La joven pasó la covid19 hace un año y sus síntomas, entonces leves, "fueron empeorando más", según explica su madre, Iolanda.
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"Ha perdido la memoria reciente", añade la mujer. Ènia necesita ahora una profesora de apoyo, pero cuando trata de concentrarse más de una hora, el dolor de cabeza se vuelve insoportable. "Va aumentando, hasta el punto de que me tengo que medicar con un calmante muy fuerte", precisa la menor.
La doctora María Méndez: "Seguramente no hay una sola causa, sino que hay varias"
En el caso de Aitor, de 11 años, hay fatiga extrema y problemas de movilidad. "Me siento cansado, tengo dolores en las piernas", cuenta el joven. "Las piernas es como si fuera una persona mayor", según explica la madre del menor.
La covid persistente en menores se está empezando a tratar en unidades especializadas que trabajan a marchas forzadas en hallar soluciones. "Seguramente no hay una sola causa, sino que hay varias", explica la María Méndez, doctora de la unidad de covid persistente pediátricos del Hospital Germans Trias i Pujol.
"Es convivir día a día con dolor e incertidumbre", añade Iolanda sobre la covid persistente. La mayoría de pacientes mejora con el paso de los meses, pero hasta entonces su vida y la de su entorno discurre truncada por unos síntomas sin fecha de caducidad.