Las medidas de los países que controlan el virus que España no toma
En Corea del Sur el rastreo del coronavirus es constante y electrónico
Hay test hasta en los supermercados
La desescalada en España se ha hecho sin control ni plan B
¿Qué estamos haciendo mal? ¿Por qué España está a la cabeza de Europa en contagios? Investigadores españoles de renombre como Luis Enjuanes, uno de los cerebros detrás de la vacuna que busca España considera que nuestra desescalada ha sido un auténtico desastre. El miedo el caos económico y el enfrentamiento político han hecho el resto, con Madrid al frente.
Las dos ruedas de prensa simultáneas del Gobierno y la Comunidad ha sido la gota que ha colmado el vaso y que ha dejado atónitos a los médicos que luchan día a día ante el virus. Que no hay una estrategia común está claro. Italia, donde primero se cebó el virus en Europa, nos ha dado toda una lección en la segunda ola con rastreadores, disciplina ciudadana y un estado de alarma que continúa. The Lancet también ha dejado claro en un informe los errores de España en la desescalada.
El PP por un lado no quería más Estados de alarma, Ayuso quería cambiar de fase a toda prisa (Yolanda Fuentes, directora general de Salud dimitió por ello, y parece que no le faltaba razón en eso de que las decisiones no se tomaban por criterios sanitarios), y Sánchez dijo en junio eso de hemos vencido al virus.
Si faltara un referente, ahí tenemos a Corea del Sur. El investigador Jongeun You, de la Universidad de Colorado Denver (Estados Unidos), publicó en 'The American Review of Public Administration' una revisión de las políticas de salud pública de Corea del Sur para conocer cómo el país manejó el coronavirus desde enero hasta abril de 2020. Y los datos actuales demuestran que han acertado también ahora. ¿Por qué ha sido tan exitosa la estrategia de Corea del Sur contra el COVID-19?
De acuerdo con la investigación, los factores críticos en la administración y gestión de la salud pública de Corea del Sur que condujeron al éxito incluyen los planes nacionales de enfermedades infecciosas, la colaboración con el sector privado, el riguroso rastreo de contactos, un sistema de atención médica adaptable y la comunicación impulsada por el gobierno.
"El Gobierno de Corea del Sur encontró proactivamente a los pacientes que contrajeron el coronavirus, divulgó al público los resultados epidemiológicos de los pacientes confirmados y proporcionó tratamientos diferenciados en función de la gravedad de los síntomas. A diferencia de otras grandes naciones, Corea del Sur tiene una estructura cultural e institucional mayormente homogénea, lo que permitió que las políticas establecidas por el gobierno fueran efectivas", detalla el científico.
Rastreo total
Corea del Sur realizó investigaciones epidemiológicas de campo "rigurosas y extensas" para los casos de coronavirus. Este proceso incluyó entrevistas con pacientes y la triangulación de múltiples fuentes de información.
Corea del Sur usa registros sanitarios electrónicos, registros de transacciones con tarjetas de crédito, datos GPS de los teléfonos móviles y circuitos cerrados de televisión. Inglaterra, explican, se basaba en un sistema de rastreadores de contacto centralizados que hacían un seguimiento de las personas mediante llamadas telefónicas, "pero con poco éxito y, en muchas zonas, los equipos locales de salud pública han tenido que asumir esta función".
De hecho, una encuesta del Instituto para el Gobierno del Futuro en 2020 reveló que el 84 por ciento de los surcoreanos aceptaban la pérdida de la privacidad como una compensación necesaria para para la seguridad de la salud pública. En España los rastreos llegan tarde y mal, se permite que solo en Madrid haya 1.500 personas saltándose la cuarentena y los botellones y las reuniones son constantes.
Centralización en la toma de decisiones
Los gobiernos locales en Corea del Sur tienen una autonomía limitada y su gobernanza en materia de salud pública está centralizada, lo que permite a los organismos surcoreanos actuar con rapidez para aplicar las decisiones políticas a nivel local. En España se criticó la centralización y ahora también la incapacidad del Gobierno para imponer sus medidas. Las CCAA no quiere imposiciones, sino hacer cada una su política, y luego pedir ayuda al Estado. No parece lo más productivo.
Ciudadanía informada
Tras el brote de MERS en 2015, el gobierno de Corea del Sur amplió las fronteras legales y administrativas en relación con las respuestas a la pandemia, lo que permitió a la administración pública reconocer los diferentes procedimientos. Por ejemplo, la Ley de control y prevención de enfermedades infecciosas se enmendó considerablemente para prevenir las enfermedades infecciosas y garantizar el derecho del público a saber mediante técnicas de vigilancia y rastreo. Aquí la ciudadanía asiste incrédulo a cambios constantes de criterio y tampoco respeta como debe los confinamientos salvo que no sean rigurosos y totales.
El gobierno y el programa nacional de seguro médico asumieron el coste total de las pruebas de coronavirus, la cuarentena y el tratamiento de los ciudadanos y no ciudadanos coreanos. Aquí hemos llegado tarde a casi todo: respiradores, mascarillas, test...
Uso habitual de mascarillas
En países como Hong Kong, Japón y Corea del Sur, el hábito del uso de mascarillas entre personas con afecciones respiratorias ya estaba muy extendido antes de la pandemia como protección contra los virus estacionales o por la contaminación. Otros países han sido más lentos en adoptar esta práctica y la OMS tampoco ha ayudado en ellos con sus cambios de criterio. Lamentablemente, los mensajes contradictorios y los cambios de política en relación con las mascarillas han generado confusión en el público y han dificultado la adopción en muchos países y regiones.
Nueva Zelanda apostó por las burbujas sociales
Jacinda Ardern, ministra de Nueva Zelanda, ha sido alabada por su gestión de la pandemia. Apostó por las "burbujas sociales" que permitían la interacción social al tiempo que reducen la transmisión. Un círculo muy reducido de contactos. La estrategia debe ser eliminar la transmisión doméstica como ha hecho Nueva Zelanda. Cada vez hay más datos que demuestran casos de covid prolongado, en personas que superan la infección y continúan teniendo síntomas y capacidad infectiva durante más tiempo del esperado. Nosotros seguimos llegando tarde y hemos desescalado sin ningún plan. Lo estamos pagando.
Decisiones transparentes, claras y explicadas
Por lo tanto la conclusión es la siguiente. Para vencer al virus se necesitan decisiones transparentes: debe haber un plan claro y transparente para explicar las restricciones y los criterios para pasar de una a otra fase. El objetivo es eliminar la transmisión para lo que se necesitan mascarillas, distanciamiento social y medidas que la población esté dispuesta a cumplir. En España siempre se ha negado la posibilidad de hacer test a la mayor parte de la población, pero hay que hacer test hasta en el súper: más pruebas diagnóstico, rastreo y aislamiento, sostenido con una mayor inversión sanitaria y apoyo.