Chemsex: un cóctel explosivo de sexo y drogas
Chemsex es una práctica que genera dependencia y dispara las enfermedades infecciosas
Si el Ayuntamiento de Madrid atendió en 2020 a más de 300 adictos al chemsex, en lo que llevamos de año, ya han superado esa cifra
La Subdirección General de Adicciones de Madrid Salud ofrece información sobre los riesgos que supone en chemsex a través del programa Pausa
Un nuevo perfil de usuario acude a los Centros de Atención a la Dependencia del Ayuntamiento de Madrid. Se trata de hombres participan en sesiones de chemsex y que buscan ayuda para superar una fuerte adicción a sustancias como el GHB, Popper, cocaína, mefedrona, ketamina o metanfetamina.
Drogas estimulantes que potencian la actividad sexual, que provocan euforia y eliminan el cansancio para poder practicar sexo en grupo durante días, pero que también tienen un enorme poder adictivo. Sobre todo, en el caso de la peligrosísima metanfetamina, rebautizada con el nombre comercial de “tina” y que muchos usuarios consumen por vía intravenosa. Es una nueva práctica que en el argot se conoce como “slam”, es decir, golpe, y que incrementa el riesgo a contraer peligrosas enfermedades como el VIH o la hepatitis C.
Una moda amplificada por las aplicaciones de contactos sexuales y que se expande, sobre todo, en grandes ciudades como Barcelona o Madrid.
Si el Ayuntamiento de Madrid atendió en 2020 a más de 300 adictos al chemsex, en lo que llevamos de año, ya han superado esa cifra. La Subdirección General de Adicciones de Madrid Salud ofrece información sobre los riesgos que supone en chemsex a través del programa Pausa, en el que ofrece asesoramiento profesional y derivación a servicios de atención a las adicciones.